Toluca, Méx. La institución de artes marciales Kobushindo dirigida por el sensei Luis Montenegro ha convertido el aprendizaje del Kenjutsu y otras disciplinas tradicionales japonesas en una experiencia auténtica y enriquecedora.
Con más de cinco décadas dedicadas a la práctica y enseñanza de estas artes, el sensei enfatiza la importancia de preservar los valores originales y la filosofía de las disciplinas marciales.
Kobushindo tiene sus raíces en la escuela de Kenjutsu fundada en 1649 por Miyamoto Musashi en la provincia japonesa de Kumamoto. Esta institución honra los principios del arte marcial tradicional priorizando la formación integral por encima de la competencia deportiva, además incorpora disciplinas como el karate Shotokan, el Kobudo (manejo de armas) y el tiro con arco siempre desde un enfoque cultural y espiritual.

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La enseñanza se estructura en niveles que representan el crecimiento personal del alumno. Según el sensei Luis Montenegro, en la enseñanza de las artes marciales tradicionales, los niveles de progreso están simbolizados por cintas de distintos colores, cada una representando un estado de desarrollo personal y técnico.
En el primer año los estudiantes portan la cinta blanca, que simboliza la pureza y el inicio del aprendizaje. Durante el segundo año, se utiliza la cinta amarilla, que refleja una semilla recién sembrada y al alcanzar el tercer año, los practicantes usan la cinta verde, simbolizando la germinación de esa semilla, en el cuarto año, la cinta marrón representa un árbol que comienza a dar sus primeros frutos, finalmente, tras cuatro o cinco años de dedicación, los estudiantes alcanzan la cinta negra que denota maestría básica, o la cinta negra Menkyo, otorgada a quienes están capacitados para enseñar las técnicas aprendidas, consolidando así su conocimiento y compromiso con el arte” explicó.
“El verdadero maestro es aquel que nunca deja de ser estudiante”, subraya el sensei Montenegro, quien pertenece a la generación 53 del linaje Niten Ichi-ryu.
Kobushindo se distingue por mantener el rigor tradicional: los alumnos que alcanzan el grado de cinta negra deben certificar su conocimiento en Japón, bajo supervisión estricta y en idioma japonés. Esta autenticidad también es respaldada por la certificación oficial del gobierno japonés, un reconocimiento que pocas instituciones poseen”, explicó.

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La filosofía de la escuela va más allá del entrenamiento físico, se inculca la importancia de evitar conflictos y desarrollar una mente fuerte y disciplinada.
Los alumnos también reciben recomendaciones literarias como El Libro de los Cinco Anillos de Miyamoto Musashi y Hagakure, textos fundamentales que conectan el arte marcial con una visión de vida ética y espiritual”, detalló.
El sensei Montenegro hace un llamado a quienes buscan ingresar a una escuela marcial, instándolos a investigar la formación y trayectoria de los instructores. “En un mundo lleno de falsas promesas y títulos comprados, es esencial valorar el arte por su autenticidad y respeto a las tradiciones,” finalizó.
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