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Zumpango, Méx. Con la venta de papalotes y bebidas preparadas es como la familia de Benedicto García busca obtener un ingreso económico ante las bajas ventas de paseos en lancha en la Laguna de Zumpango, esto provocado a raíz del crecimiento del lirio acuático que ya ha invadido más del 50 por ciento del cuerpo de agua.
La gente cuando llega se desanima. Ven que está el lirio, se sientan a ver y se van, ya pocos piden el paseo, porque solamente podemos cuando el aire desplaza el lirio. Necesitamos tanto el aire, como que nos ayuden a sacar el lirio, porque sí nos está pegando mucho de nuevo,
Benedicto García.
Para el lanchero y su familia, los fines de semana representaban un ingreso adicional a su economía, lo que se ha mermado por los pocos visitantes que ahora recibe el área natural protegida y por el brote del lirio, apostando por otros dos negocios y si el aire dispersa la planta, cargan de gasolina las lanchas para ofrecer los paseos en 50 pesos por persona.
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El domingo pasado sí se pudo dar paseos, fueron poquitos, porque viene poca gente y también nos preocupa que está bajando el nivel del agua. El gobierno no ha venido para sacar el lirio y ya es muchísimo, ya va a más de la mitad de la Laguna.
Además, hizo un llamado para que sigan visitando el lugar, pues los turistas también pueden consumir bebidas y comida.
Norma y Ernesto llegaron a la Laguna de Zumpango, se compraron una michelada cada uno y se sentaron a observar.
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"No se puede que nos den el paseo porque están atrapadas las lanchas entre todo eso verde, entonces mejor solo salimos a desayunar, nos echamos una cerveza, caminamos un ratito y ya nos vamos.
La pareja habita en el municipio de Melchor Ocampo, ubicado a unos ocho kilómetros de distancia, señalando que con anterioridad visitaban el lugar porque se podían realizar actividades recreativas. Sin embargo, entre la pandemia del COVID 19 y luego la sequía del sitio, modificaron sus visitas.
Venimos en diciembre y nos tocó dar el recorrido en la lancha, nos llevaron a la isla que está a la mitad y de ahí de regreso. Esa vez veníamos con más familia y se pudo disfrutar, ahora ya no podríamos, porque aparte me genera miedo que pueda haber un accidente donde alguien se caiga y, entre tanta planta, se quede ahí atorado,
Ernesto Solano.
Por su parte, Esther Flores comentó que cada fin de semana acude a correr a las orillas de la Laguna de Zumpango y, desde inicios de año, vio el crecimiento acelerado de la planta. "Yo vi cuando sacaron un poco y lo dejaron aquí en los bordos del lado de San Pedro, después ya no hicieron nada y ahí se ve cómo ha seguido creciendo más y más".
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