Toluca, Méx. En el corazón de , una ciudad que guarda la esencia de la historia mexicana, se encuentra un taller que resalta la y eldel trabajo en cuero: la talabartería “El Potro Negro”.

La historia de El Potro Negro comienza en 1922, cuando Agustín Hernández, padre de Don Jesús, decidió abrir un taller especializado en la fabricación de artículos de cuero en la capital mexiquense. Desde entonces, la talabartería es un referente de calidad y artesanía en la región, ayudando a mantener vivas las tradiciones de trabajo en piel, que datan de tiempos prehispánicos.

Sin embargo, fue Don Jesús quien desde joven se encargó de darle un giro y consolidar el nombre del taller, adoptando las técnicas que su padre le enseñó y perfeccionándolas con el paso de los años.

La historia de El Potro Negro comienza en 1922, cuando Agustín Hernández, padre de Don Jesús, decidió abrir un taller especializado en la fabricación de artículos de cuero. Foto: Arturo Hernández / El Universal Estado de México
La historia de El Potro Negro comienza en 1922, cuando Agustín Hernández, padre de Don Jesús, decidió abrir un taller especializado en la fabricación de artículos de cuero. Foto: Arturo Hernández / El Universal Estado de México

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Mi padre me enseñó el oficio y me inculcó el respeto por el cuero y por el trabajo bien hecho", recuerda Don Jesús, quien hoy tiene más de 60 años en el oficio.


Estela, la única hija de Don Jesús, mostró interés en continuar con el negocio familiar y comenzó a aprender el oficio desde muy joven. "El amor por el trabajo de mi padre y mi abuelo me hizo tomar la decisión de seguir con la tradición, no solo porque es una forma de mantener vivo su legado, sino porque realmente disfruto hacer lo que hago", comenta Estela.

En el taller de "El Potro Negro", cada pieza es una obra de arte. Con más de 200 artículos en su repertorio, el taller es conocido por su diversidad de productos, que van desde cinturones y carteras hasta sillas de montar, pecheras y fornituras. Todo está hecho a mano, con esmero y dedicación, características que solo la auténtica artesanía puede ofrecer.

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Estela, la única hija de Don Jesús, mostró interés en continuar con el negocio familiar y comenzó a aprender el oficio. Foto: Arturo Hernández / El Universal Estado de México
Estela, la única hija de Don Jesús, mostró interés en continuar con el negocio familiar y comenzó a aprender el oficio. Foto: Arturo Hernández / El Universal Estado de México

Uno de los productos más representativos de la talabartería "El Potro Negro" son las sillas de montar, una especialidad que ha ganado la preferencia de jinetes y amantes del rodeo en toda la región. Hechas a medida, las sillas no solo destacan por su comodidad, sino también por la estética y la durabilidad del cuero utilizado, lo que le da un toque único.

Además de su habilidad con el cuero, el taller también se distingue por el uso de herrajes y detalles metálicos de alta calidad, que complementan la belleza y funcionalidad de cada artículo. Todo el proceso de fabricación es realizado en el taller, desde el diseño inicial hasta el último punto de costura.

El futuro de "El Potro Negro" parece asegurado gracias al trabajo en equipo entre Don Jesús y Estela, quien está comprometido a seguir aprendiendo y a adaptándose a las nuevas tendencias sin perder la esencia de la talabartería tradicional.

La gente valora mucho el trabajo hecho a mano, y a pesar de que vivimos en una era de producción en masa, la autenticidad y la calidad de lo artesanal nunca pasarán de moda", comenta Don Jesús con una sonrisa.


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