El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, teniendo como objetivo el reconocimiento de sus derechos y dar a conocer los problemas excepcionales que afrontan en todo el mundo. Trece años después, las niñas siguen enfrentándose a un mundo lleno de desigualdades, existiendo lugares en donde todavía se les niegan sus derechos, son restringidas, sufren de discriminación de género y su futuro está limitado.
Los derechos humanos con los cuales deben contar las niñas en cualquier parte del mundo se encuentran la salud, la educación, la participación política y la vida libre de violencia. De acuerdo con la Secretaría General del Consejo Nacional de Población, en México las niñas y niños de 0 a 17 años representan el 29.4% de la población, del cual el 49.1% son mujeres. Ser niña en México es contar con menor garantía de tus derechos a diferencia de los varones, pues todavía no existe una igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, de salud y de empleo; agregando los preocupantes índices de violencia hacia el género femenino, así como las desapariciones.
La Convención Sobre los Derechos del Niño, en su artículo 32 establece que los Estados Parte reconocen el derecho del niño o la niña a estar protegido contra cualquier explotación económica. En México de acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, 3.7 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajan, representando el 13.1% de la población y de ese rango total, 39.8% son niñas. Destacando que la empleabilidad de esas niñas se caracteriza por pertenecer a las labores domésticas en donde no cuentan con un contrato, acceso a servicios de salud y mucho menos una remuneración económica digna.
El gobierno mexicano y la sociedad en general tenemos una deuda enorme con las niñas, se requiere la creación de leyes y políticas que garanticen totalmente sus derechos y su seguridad, sobre todo en un país en donde niñas y mujeres adolescentes representan el 80.8% de las víctimas de violencia familiar y no familiar, siendo el Estado de México la entidad con mayor porcentaje de víctimas, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de los Niños, Niñas y Adolescentes.
La violencia a la que se enfrentan las niñas y adolescentes en México se debe también a las prácticas y creencias fuertemente arraigadas en la sociedad, basadas en estereotipos sobre lo que debe ser y hacer una mujer y una niña, como el ser madre, dando como consecuencia que, en 2022 en México, 108, 760 niñas y adolescentes entre 10 y 17 años se convirtieron en madres, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Niñas siendo madres a causa de un abuso sexual y/o víctimas de un matrimonio infantil.
El gobierno debe voltear la mirada y darse cuenta de que no estamos hablando de cifras sino de niñas inocentes a quienes no se les han garantizado sus derechos de ninguna manera y siguen, en su mayoría, sin habérseles hecho justicia por lo vivido. Contar con el Día Internacional de la Niña nos invita a reflexionar sobre lo mucho que hace falta por hacer para garantizarles una vida digna, sin violencia, en donde ser mujer deje de ser un sinónimo de debilidad y vivir con miedo permanente por el hecho de no haber nacido varón.
Hoy, nuestro país cuenta por primera vez en su historia con una presidenta de la República y con dos mujeres encabezando el Poder Ejecutivo de las dos Entidades más importantes del país; se ha incrementado la participación política de las mujeres y están ocupando cargos de toma de decisiones, por lo que esperamos la construcción de gobiernos caracterizados por la sororidad, que hagan justicia y que garanticen de manera real los derechos de las niñas, para que no sólo les toque ver una Presidenta de la República, sino que tengan la certeza de que ellas también pueden lograrlo y que vivan en un país justo en donde haya igualdad de oportunidades y cero violencia.