El pasado 24 de septiembre se rindió el primer informe de la primera gobernadora del Estado de México, uno de los eventos más importantes para la política local en donde las cúpulas de poder se reunieron para la rendición de cuentas de la representante del Ejecutivo estatal. El énfasis que hubo en el discurso por atender las demandas de las mujeres fortalece la idea de que, a mayor presencia de mujeres en la política, trae consigo implicaciones trascendentales para la creación y diseño de políticas enfocadas al género femenino.

Sin embargo, el magno y tan emblemático momento también nos presentó la otra cara de la moneda, pues a pesar de que en 2023 se dio un acontecimiento relevante al elegir a la primera gobernadora de la entidad más importante del país y en 2024 el Estado de México por primera vez tiene una Cámara Legislativa en su mayoría formada por mujeres, la fotografía que nos regaló la entrega del primer informe es de una mujer empoderada y rodeada de hombres que se encuentran ocupando lugares clave dentro de la política mexiquense, impidiendo todavía el acceso a las mujeres a un mayor número de espacios para ser tomadoras de decisiones.

A partir de que se siga dando una mayor presencia de mujeres en la esfera política del Estado, se estará dando paso a un liderazgo transformador, entendido éste como aquél en el que corresponden las ideas modernas de empatía e inclusión, y como mencionan Castañeda y Mandujano (2022), a medida que la participación política de las mujeres incremente, se irán formando liderazgos más abiertos, colaborativos y menos jerárquicos.

Las imágenes mostradas en este primer informe reafirman la necesidad de crear mayor conciencia como ciudadanía y como mujeres para seguir luchando por el empoderamiento femenino, por seguir abriendo camino para que más mujeres ocupen un mayor número de espacios en la toma de decisiones y tengan como base la sororidad, en donde la frase “tu lucha, es mi lucha” cobre cada vez más fuerza y pertenencia.

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