La Navidad para muchos comprende una época de felicidad, celebración y gozo con la familia y seres queridos. Los medios de comunicación se encargan de crearnos altas expectativas de lo que deben ser las celebraciones decembrinas e inclusive la estructura familiar a cumplir para tener una real celebración navideña. Pocos sino es que nulos han sido los anuncios en donde se vea a una madre autónoma celebrando la Navidad con sus hijos e hijas. Es por ella que en esta ocasión dedico este espacio a aquellas mujeres que por decisión propia o por ser sobrevivientes de violencia son madres autónomas.
Las madres autónomas son el ejemplo al estilo de crianza en el que se busca empoderar tanto a la madre como a sus hijos e hijas y precisamente por no cumplir con un modelo tradicional familiar es que enfrentan desafíos importantes a través de las demandas laborales, sus responsabilidades y expectativas familiares, principalmente en esta época festiva. Los retos de las madres autónomas se entrelazan con la estructuras sociales, económicas y culturales existentes invisibilizando todos los retos y dificultades que tienen.
En México, de acuerdo con datos del INEGI, tres de cada diez mujeres que reportan ser madres también son jefas de hogar. Esta cifra en comparación con 2010, representó un incremento del 67%, pasando de 6.9 millones a 11.5 millones de hogares encabezados por mujeres. Estos datos reflejan dos cosas importantes, por un lado, el empoderamiento de las mujeres a decidir romper con los estereotipos tradicionales en la formación de una familia, pero también refleja el aumento de padres ausentes que obligan a las mujeres a ser madres autónomas.
Es importante mencionar que las madres autónomas suelen estar subrepresentadas en los espacios de toma de decisiones, dificultando visibilizar sus necesidades y demandas, por lo que, en lo general, suelen tener ingresos menores que los hombres autónomos, viéndose en la necesidad de asumir una doble jornada laboral, combinando el trabajo remunerado con las tareas domésticas y el cuidado de los hijos e hijas. Aunado a ello se encuentra la falta de redes de apoyo como guarderías accesibles o familiares que puedan apoyarles con el cuidado de las hijas e hijos.
A parte de los problemas que hasta aquí he mencionado para las madres autónomas, también se encuentran la discriminación y los prejuicios. En cuanto a lo laboral, se les presentan dificultades para su desarrollo profesional debido a la percepción de que sus responsabilidades familiares interfieren con su desempeño. Mientras que, en el ámbito social, aún persiste la estigmatización, siendo juzgadas por no ajustarse a los estereotipos tradicionales de madre, pues en la sociedad sigue perpetuando la idea de que la familia está formada por un padre proveedor y una madre que debe dedicarse al cuidado de la familia.
Estamos a días de celebrar la Navidad y me parece importante reconocer la gran labor de las madres autónomas, al ser mujeres de gran ejemplo que combinan la maternidad con la búsqueda de realización personal y profesional, enfrentando desafíos únicos, principalmente en estas fechas tan particulares de cumplimiento de estereotipos en donde ellas se muestran fuertes, valientes y resilientes ante una sociedad que constantemente les juzga pero pocas veces reconoce el gran trabajo que hacen para no rendirse cada día desafiando los estereotipos de género tradicionales. Todo mi reconocimiento y respeto a mujeres como Wellis, Yuri, Lidia, Mitzi y Miriam.
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