Históricamente las mujeres habíamos estado subrepresentadas en la política, relegadas a roles secundarios, enfrentado barreras sistemáticas que dificultaban nuestro ascenso; sin embargo, en la última década se ha presenciado un incremento en el reconocimiento de la importancia de la participación política de las mujeres y en la toma de decisiones, siendo las cuotas de género un paso crucial para lograr una representación política en los diferentes niveles de gobierno.
Las cuotas de género han sido un instrumento importante para abrir las puertas a mayores espacios a las mujeres en la política; sin embargo, no son todo, pues la presencia del género femenino dentro de los espacios de poder como tomadoras de decisiones es mucho más que un número, se requiere de un cambio de paradigma que enriquezca la democracia y redefina la manera de gobernar.
Se ha demostrado que con la presencia de mujeres en la política se tienden a priorizar temas relacionados con la educación, la salud y la igualdad de género, por lo que se generan políticas públicas más equitativas e inclusivas; asimismo, las mujeres que dirigen un gobierno suelen fomentar estilos de liderazgos más colaborativos y consensuados, dando como resultado la construcción de sociedades más justas y cohesionadas.
A pesar de los puntos positivos que se han obtenido a partir de los liderazgos femeninos en la política, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, en el mundo sólo 26 países están dirigidos por una mujer, mostrando que hay una real urgencia de romper los techos de cristal que aún persisten dentro de los partidos políticos e instituciones gubernamentales. Por ello, es necesario desarrollar una cultura política más inclusiva y respetuosa con la diversidad donde las mujeres sean respetadas y valoradas.
Al ritmo que vamos en el mundo, la ONU ha declarado que tardaremos alrededor de 140 años para que las mujeres estemos representadas en pie de igualdad en puestos de poder y liderazgo; y 47 años en lograr la igualdad de representación en los parlamentos nacionales. Resalto estos datos teniendo en mente la elección presidencial de Estados Unidos, en donde por segunda ocasión Donald Trump venció a una mujer.
A pesar de que Kamala Harris cuenta con una carrera exitosa dentro de la política en la cual ha ocupado cargos por primera vez como mujer demostrando su capacidad y liderazgo, no fue suficiente para derrotar al magnate declarado culpable de 34 delitos. Es cierto que Harris no tuvo el mejor diseño de campaña y existieron diferentes factores que no le permitieron lograr el triunfo el pasado 5 de noviembre; sin embargo, considero importante poner atención en el rezago de nuestro país vecino para consentir la llegada de una mujer a la presidencia, pues su población decidió, una vez más, inclinar la balanza de poder hacia un hombre y seguir perteneciendo al 61% de los países en el mundo que nunca han sido gobernados por una mujer.
Estamos frente a una lucha constante de ganar espacios y reconocimiento de las mujeres dentro de la política, no podemos negar que hemos avanzado, pero no lo suficiente, así que espero que dentro de cuatro años finalmente podamos ver a una mujer gobernar al país más poderoso del mundo.
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