En esta ocasión quiero invitar a las y los lectores a reflexionar sobre la importancia de la participación de las mujeres en la milicia, sobre todo en la mexicana, para ello recordemos que el Ejército mexicano fue creado en 1913 y las mujeres ingresaron en un primer momento a la Escuela Militar de Enfermeras, para después abrirse espacios en las Escuelas Médico Militar, Odontología, Ingeniería, en el Heroico Colegio Militar y en el Colegio del Aire. Sí, en un principio era impensable concebir la participación de las mujeres en actividades igualitarias a los hombres dentro de la milicia, sobre todo en aquellas que implicaran un entrenamiento con armas o el manejo de aviones. En esta última actividad, fue hasta 2019 que Karen Vanesa Velázquez Ruiz se convirtió en la primera mujer en volar un avión de combate F5 ultrasónico; es decir, el más veloz de la Fuerza Aérea Mexicana.

En los últimos diez años, 56 mujeres han obtenido una promoción para ascender a General o Coronel en el Ejército o Fuerza Aérea Mexicana, representando solo el 3.5% de las promociones otorgadas en este tiempo. Un aspecto a destacar es que durante la sesión del 06 de marzo de 2024, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana en donde se permitió que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) pueda ser dirigida por una mujer. Esta reforma va a cumplir un año desde su aprobación, lo cual nos abre la puerta y la esperanza que, en un futuro, no muy lejano, en este país en donde ya tenemos por primera vez a una Presidenta de la República, se tenga también a la primera Secretaria de la SEDENA.

Los cambios importantes que se han dado en el Ejército Mexicano para el fortalecimiento de la participación de las mujeres se deben a cambios estructurales en el contexto internacional y también a las coyunturas nacionales que han dado apertura en estos ámbitos. Sin embargo, a pesar de que el avance ha sido significativo, aún nos encontramos con un número reducido de mujeres militares, principalmente en los cargos de mando, representando esto un desafío no solo de carácter cuantitativo, sino cualitativo en donde es necesario incidir en la diversidad de pensamiento que permita la apertura de oportunidades hacia el género femenino de ocupar cargos de poder en la milicia mexicana.

El aumento y fortalecimiento de la participación de las mujeres en el Ejército aporta nuevas perspectivas y habilidades para el enriquecimiento en la toma de decisiones y resolución de problemas; asimismo, se tendrían más mujeres empoderadas que serían ejemplo para las futuras generaciones, inspirándoles a alcanzar sus metas. Por tal motivo, concluyo diciendo que hace falta una mayor representatividad de las mujeres en la milicia, más mujeres con un peso real en la toma de decisiones de las Fuerzas Armadas y hagamos que el tiempo de mujeres llegue a todas las instituciones.

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