La inteligencia artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados en los últimos meses. En el caso de Meta AI -la IA de Facebook-, ha crecido notablemente en este 2024 con cerca de 600 millones de usuarios al mes según lo reportado recientemente por su CEO Mark Zuckerberg. El ‘circulito’ en tonalidades azules que vemos presente en Facebook, Messenger, Instagram y Whatsapp, cada vez es más utilizado por las personas; incluso me ha tocado conocer un sinfín de testimonios -sobre todo de adultos mayores- que consideran a esta herramienta como una gran experiencia para preguntarle cualquier cosa sin necesidad de depender de sus familiares, o bien sin sentir algún prejuicio o crítica al preguntar cosas que para las nuevas generaciones son “bastante obvias”.
Meta AI ha demostrado ser una herramienta poderosa y versátil. Desde la generación de texto hasta la creación de imágenes personalizadas, así como la asistencia en tareas cotidianas, sus aplicaciones son vastas y variadas. Uno de los aspectos más utilizados de esta herramienta es su capacidad para mejorar la productividad y la creatividad. Profesionales de diversas áreas del conocimiento pueden beneficiarse de sus capacidades, ya sea para redactar correos electrónicos, generar ideas para campañas de marketing o incluso crear contenido innovador y creativo para redes sociales; además, su potencial para romper barreras lingüísticas mediante la traducción instantánea de idiomas es un avance significativo en la comunicación global; si estás de viaje en el extranjero y deseas una traducción eficiente y rápida, Meta AI desde whatsapp te va a encantar.
Sin embargo, no todo es positivo. La implementación de IA en nuestras vidas cotidianas también plantea serias preocupaciones. Una de las principales críticas hacia Meta AI es la posibilidad de sesgos en sus respuestas, derivados de los datos con los que ha sido entrenada. Estos sesgos pueden perpetuar estereotipos y desigualdades, afectando negativamente a ciertos grupos de personas. Por otro lado, la privacidad es otro tema preocupante para las y los especialistas en ciberseguridad. La capacidad de Meta AI para analizar y generar contenido basado en nuestras interacciones plantea preguntas sobre cómo se manejan y protegen nuestros datos personales. En un mundo donde la información es poder, la transparencia y la ética en el uso de la IA son más importantes que nunca.
A medida que la tecnología continúa evolucionando, es esencial que abordemos estos desafíos desde un enfoque integral y eventualmente tendrán que reglamentarse y tener un marco legal y normativo en cada país. Meta AI tiene el potencial de ser una herramienta revolucionaria, pero su desarrollo y uso deben estar guiados por principios éticos sólidos y de una regulación adecuada en donde participen especialistas y usuarios. Solo así podremos aprovechar sus beneficios mientras minimizamos los riesgos asociados. Actualmente Meta AI representa un avance significativo que sobresale por encima de las diferentes herramientas y plataformas de inteligencia artificial en el mercado, pues tiene una gran ventaja al estar integrada en las redes sociales más utilizadas a nivel mundial; sin embargo, es crucial que seamos conscientes de sus limitaciones y trabajemos colectivamente para garantizar que su impacto sea positivo y equitativo para todas y todos.
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