Crecí con la gran consigna de la Revolución: “Sufragio efectivo, no reelección”. Sin embargo, esta frase que encendió la lucha democrática y fue adoptada por Francisco I. Madero en 1910, sigue resonando como un llamado a la soberanía y una exigencia de respeto hacia el voto popular. Pero, paradójicamente, su alcance fue limitado: solo prohibía la reelección inmediata en la Presidencia de la República y en las gubernaturas. Mientras tanto, la reelección de legisladores y autoridades municipales nunca fue un tema de consideración, ya que era vista como un mecanismo de control del partido hegemónico, el PRI.
Con el paso de los años, y en medio de un México que intentaba avanzar hacia una democracia más madura, la reelección inmediata de legisladores y autoridades municipales fue aprobada como parte de las reformas políticas impulsadas en el Pacto por México en 2014. Fue un cambio que buscaba fortalecer la rendición de cuentas y la continuidad en el trabajo legislativo, pero en la práctica no logró los resultados esperados. La política mexicana se vio inundada por caras repetitivas, campañas sin contenido y figuras políticas que, sin hacer campaña o rendir cuentas, regresaban a sus curules.
Hoy, a más de 10 años de esa decisión, estamos a punto de vivir una verdadera transformación democrática gracias a la iniciativa enviada al Congreso por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que no solo propone la no reelección inmediata, sino también la prohibición del nepotismo.
Esta iniciativa tiene el potencial de marcar un antes y un después en la historia democrática de México. Si se aprueba, aquellos que hayan ocupado un cargo de elección popular no podrán postularse para el mismo puesto en el siguiente proceso electoral. Esto significa que no veremos más a diputados locales, federales o presidentes municipales aparecer en la boleta electoral más de una vez para el mismo cargo.
Pero esto va más allá de limitar la reelección. Se trata de romper con inercias políticas que permitían a funcionarios perpetuarse en el poder sin rendir cuentas. Por años, fuimos testigos de figuras políticas que, sin hacer campaña ni trabajo legislativo relevante, regresaban a sus puestos gracias a las inercias electorales. Muchos durmieron en sus curules, otros nunca presentaron iniciativas o, peor aún, nunca supimos de ellos. La reelección se convirtió en una herramienta para perpetuar mediocridades.
Más triste aún era ver cómo, cuándo a los “políticos” no les favorecía el género o las circunstancias electorales, recurrían al nepotismo: enviaban a sus esposas, esposos, hijos o parientes como candidatos. Personas sin experiencia, sin conocimiento de la función pública y, muchas veces, sin sensibilidad social, ocupaban espacios de poder solo por llevar un apellido conocido. Esto no solo anuló la competencia democrática, sino que también secuestró el poder en manos de familias y grupos políticos.
La iniciativa de Claudia Sheinbaum no solo prohíbe la reelección a partir de 2030, sino que también impide las candidaturas de familiares directos desde 2027. Esto incluye a cónyuges, hijos y familiares en línea recta. Se trata de un golpe directo al nepotismo y a la herencia de cargos públicos.
Si esta reforma es aprobada, seremos testigos de un cambio radical en el mapa político mexicano. La eliminación de la reelección y del nepotismo no solo abrirá espacios a nuevas generaciones de políticos, sino que también acabará con las candidaturas plurinominales que por años han sido ocupadas por políticos sin mérito ni campaña, llenando el Congreso de figuras decorativas.
La presidenta Claudia Sheinbaum no solo cumplirá una promesa de campaña, sino que marcará un precedente en la lucha contra el poder heredado y el control político de unas cuantas familias.
Hoy estamos a punto de consolidar la vida democrática de México. Al prohibir la reelección y el nepotismo, empoderamos a los ciudadanos y devolvemos el poder al pueblo, reafirmando que en una democracia nadie es indispensable y todos son sustituibles.
Este cambio afianzará el poder de los ciudadanos y liberará a las instituciones políticas de vicios heredados. La transformación de México sigue adelante, impulsada por el empoderamiento ciudadano y la consolidación de la confianza en MORENA.
El cambio ya comenzó, y no hay vuelta atrás. La historia se escribe hoy.
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