La elección en los Estados Unidos aparecía como muy competida y con poca claridad sobre quién obtendría la victoria por la presidencia de aquel país. Muchas de las expectativas se encontraban en el triunfo de la candidata demócrata y en la afirmación de un liderazgo norteamericano moderno y liberal.
Sin embargo, una vez más, la realidad es una clara victoria de Donald Trump, que pone de manifiesto la condición interna de creencias, valores y expectativas de la sociedad norteamericana. No fue una victoria parcial ni pírrica; por el contrario, fue una victoria amplia y contundente. El avance del Partido Republicano es innegable y la mayoría obtenida en el Congreso, permite esperar un ejercicio de gobierno en toda su expresión y con toda su fuerza.
Pero a todo esto, ¿por qué ganó Trump? algunos elementos para intentar comprender este resultado son los siguientes:
I. Los discursos polarizantes siguen siendo efectivos. En sociedades cada vez más divididas, con poca tolerancia y sin capacidad de reconocer diferencias y diversidades, este tipo de narrativas polarizan, ahondan las brechas y favorecen el ascenso de los más radicales.
II. La capacidad de convertir el agravio en movilización. Mientras que los demócratas tuvieron serias dificultades para movilizar y motivar a sus votantes a salir a las urnas, a pesar de los resultados positivos en algunos sectores económicos y en cobertura de salud, los republicanos mostraron una amplia participación, en prácticamente todo el país vecino.
III. La desorganización política es un boleto seguro al fracaso. El magnate neoyorquino comenzó su campaña para un segundo periodo presidencial el 15 de noviembre de 2022, es decir, hace 2 años. Durante este periodo dominó la presencia, la discusión y el debate político. En estos dos años, en contraparte, el proceso demócrata fue, por decir lo menos, accidentado. Muestra de ello es que Kamala Harris tomó la candidatura demócrata el 21 de julio de 2024, y en 4 meses debió lanzar una campaña para convencer a los más de 160 millones de electores. Aunque consiguió sumar adeptos, alinear a las principales figuras del partido demócrata e impulsar el apoyo de deportistas, actores y personalidades de la vida pública estadounidense, el gran esfuerzo de la Vicepresidenta Harris no fue suficiente.
El tema migratorio, fundamentalmente, la frontera con México. Aquí sus afirmaciones han sido desde cerrar la frontera, hasta realizar una deportación masiva de trabajadores indocumentados. El alcance es poco previsible, pero no hay duda de que endurecerá las políticas migratorias, lo cual tendría dos efectos. El primero, inmediato, que en los próximos meses veamos una muy fuerte ola de personas migrantes por nuestro país, intentando llegar a los Estados Unidos antes del inicio del gobierno trumpista. El segundo efecto será el incremento de exigencias y deportaciones que sucederán a partir de que inicie su mandato y que deberán ser contenidos y atendidos por las autoridades mexicanas.
El tema comercial, prioritariamente, la renegociación del TMEC en 2026. Las propuestas de campaña fueron desde incrementar aranceles de manera unilateral a los productos mexicanos, hasta proteger la industria automotriz estadounidense a costa de mayores impuestos y restricciones a las exportaciones mexicanas en este sector. No olvidar que, actualmente, la economía mexicana está ampliamente vinculada con la norteamericana, pues el 84% de las exportaciones se dirigen hacia los Estados Unidos.
A diferencia de su primer periodo, no se perciben condiciones que lleven a moderar el accionar de la nueva administración Trump. El mundo, particularmente México, saben lo que habrá que esperar los próximos cuatro años, confío en que las capacidades de nuestros gobiernos sean las requeridas para afrontarlo.
Bernardo J. Almaraz C.
Académico
@BAlmarazC
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