El año que está en vísperas de concluir ha estado marcado por un importante número de eventos que han puesto a nuestro país en un nuevo contexto social. Este cierre de año es un buen momento de reflexión sobre lo acontecido y para que, en sucesivas entregas de esta columna, podamos plantear escenarios hacia 2025.
Lo primero a destacar en México es la continuidad en el proyecto político que encabeza, después de su triunfo con el 60%, la presidenta Claudia Sheinbaum. Es importante recordar que, en la elección de junio pasado, la coalición que integran Morena, el Partido Verde y el PT obtuvieron resultados avasalladores.
De las nueve gubernaturas en disputa, siete fueron para la coalición gobernante: Ciudad de México, Puebla, Morelos, Yucatán, Chiapas, Veracruz y Tabasco; y en dos obtuvo el triunfo la oposición, Movimiento Ciudadano en Jalisco y Acción Nacional en Guanajuato. Adicionalmente, recordar que en el Congreso el oficialismo se quedó con el 64% de los escaños del Senado y con el 73% en la Cámara de Diputados.
El primero de octubre inició formalmente la era de la Primera Mujer presidenta en México, con expectativas y deseos de que se alcancen resultados inéditos. En estas primeras semanas se han dado luces de la construcción de un estilo personal de gobernar, basado en la efectividad y un importante realce a la continuidad.
No obstante, los golpes de realidad han comenzado. Políticamente, se percibe tensiones en la relación con el congreso y está en el foco de atención los resultados de los gobiernos estatales. A partir de este año, 24 de las 32 entidades federativas son gobernadas por la coalición en el poder. Lo anterior, representa que las fallas, problemas y crisis que se puedan dar en estas entidades, se cargarán directamente al partido en el poder y deberán dosificar el desgaste natural al poder.
Económicamente se perciben nubarrones en el horizonte, fundamentalmente por la intempestiva actitud del próximo presidente norteamericano, Donald Trump; sus amenazas en términos del Tratado de Libre Comercio, así como en temas de migración, han encendido todas las alertas de empresas, mercados y gobiernos.
En el ámbito de seguridad, la preocupación sigue focalizada en entidades del país que pueden tomar rutas de falta de control. Principalmente se considera la situación de Sinaloa, seguida por Guerrero y Chiapas. Estas tres entidades, pueden entrar en una lógica de descomposición institucional que requeriría la mayor atención y prioridad gubernamental.
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