Los invito a realizar un ejercicio: diríjanse a su alacena y vean con calma las etiquetas de los alimentos procesados que tienen ahí. Una vez que lo hayan hecho, vayan al super de su preferencia y efectúen el mismo procedimiento que en su casa. ¿Cuántos de esos productos contienen JMAF? Seguramente se dieron cuenta que muchos: refrescos, jugos artificiales, galletas, pan de caja, papas fritas, yogurt, salsas cátsup, mermeladas. Así es, si ustedes acostumbran un pancito con mermelada, pues están comiendo doble porción de JMAF, eso sin tomar en cuenta el vasito de jugo de naranja en Tetrapak. Ya sé que a estas alturas ustedes se están preguntado qué es JMAF. Bueno, recurramos a los expertos para aclarar el punto.

Es un edulcorante líquido obtenido por un proceso enzimático a nivel industrial. Surge en Estados Unidos en el año 1970, como una alternativa a la sacarosa, fundamentalmente por ser más económico y estable en alimentos y bebidas ácidas. En sus comienzos, su consumo representó menos del 1% de todos los edulcorantes calóricos disponibles en el mercado, aumentando notablemente a 42% en el año 2008, y proviene del maíz: Jarabe de Maíz de Alta Fructosa. Y puede tener consecuencias negativas para la salud como diabetes, cáncer, hipertensión, enfermedades cardiovasculares…

Resulta indispensable mencionar que el maíz con el que se elabora el JMAF es transgénico. No, no estoy descubriendo el hilo negro, porque estoy segura de que ya habían escuchado sobre el tema, mas resulta trascendente no olvidarlo, ya que las grandes empresas dedicadas a comercializar con los OGM (Organismo Genéticamente Modificados) siempre argumentan que sus granos, en este caso el maíz, son para consumo humano y salvan del hambre a miles de personas, incluso Cargil, una de estas compañías, tiene como slogan: “Somos el maíz de tus tortillas”. Pero, como ya se ha dicho, un alto porcentaje se destina a producir fructosa o a generar biocombustibles como el bioetanol.

Y todo esto viene a cuento, pues el 20 de diciembre de 2024 México perdió el fallo a favor de Estados Unidos y Canadá con respecto a una disputa sobre el maíz transgénico. Nuestro país ya no podrá impedir el uso de este grano en la elaboración de alimentos. Podremos seguir viéndolo en las etiquetas de lo que comemos.

Por “fortuna”, México aún conserva la prohibición de la siembra de maíz genéticamente modificado en su territorio. Tanto el gobierno federal, como organizaciones nacionales e internacionales han comenzado una campaña para defender el maíz criollo, que cuenta, al menos en México, con más de 60 razas. El maíz, argumentan, es un patrimonio biocultural.

¿Qué se propone?

Las organizaciones como Friends of the Earth U.S., Campaña Sin Maíz No Hay País, Canadian Biotechnology Action Network, Institute for Agriculture and Trade Policy, Alianza por la Salud Alimentaria y National Farmers Union, han impulsado una iniciativa que se puede consultar en la siguiente liga: .

Por su parte, el Gobierno de la CDMX prohibió el 19 de enero de 2025 la siembra de maíz transgénico en las alcaldías de Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, últimos bastiones de la cultura nahua en esta metrópoli. Por su parte, el gobierno federal ha impulsado un decreto para defender el maíz blanco a través de la constitución. Pero yo me pregunto, ¿por qué solo el maíz blanco? ¿qué hay de las 59 razas restantes? Saltan más interrogantes: ¿en verdad existe una preocupación cuando en 2024 se importaron cerca de 22 millones toneladas de maíz amarillo; cuando la superficie del cultivo de maíz ha caído de un pico de 7.7 millones de hectáreas a 7 millones, para dar paso a la soya y el sorgo; cuando no se paga el precio justo a los productores de maíz y se ven obligados a abandonar esta actividad?

Hagamos un último ejercicio: traigamos a nuestra memoria el primer momento en que tuvimos contacto con el maíz más allá del taco de sal que nos comíamos en la tortillería. Por mi parte, con toda seguridad, puedo decir que fue en la casa de mi abuelo porque ahí pude ver el maíz en la milpa, el maíz en el patio, el maíz en los colotes, el maíz en la bodega de la tienda; sumergir mi mano en el chiquihuite y sacar una tortilla, caliente, recién salida del comal. Fui testigo fiel del proceso de creación.

Llevemos la memoria al inicio de los tiempos, cuando los dioses tomaron acuerdo y crearon a los seres humanos: "de maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas (…) únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres…"

Espero que la próxima vez que nos comamos unos esquites, un elotito asado/hervido con limón y chile y crema y queso, recordemos que somos seres de maíz y merecemos consumirlo libre de transgénicos y cien por ciento mexicano.

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