Haré una pausa en la reflexión sobre It is all Native Land, pues no quiero pasar por alto el 8M. Sin duda alguna, el Día Internacional de la Mujer es el momento idóneo para recordar a las mujeres como artífices de la historia, historia que fue/es escrita por una serie de creencias coloniales que nos llevan a negar o invisibilizar nuestro origen.

3. Nuestras mujeres raíz

En estos días se han dictado conferencias donde las intelectuales trataron de resolver las dudas sobre los diversos feminismos que se han desarrollado a lo largo de la historia: blanco/hegemónico/negro/contrahegemónico/decolonial/anarquista/radical/moderado/indígena/zapatista; no faltarán los debates sobre si el feminismo ya no tiene razón de ser y en estos debates, pocas veces se habla de aquellas que fueron borradas de nuestra historia y por ello, es importante recordar a las mujeres mexicas que fueron clave en el devenir de este gran pueblo:

A. Chimalma. Su nombre lo encontramos en algunos textos que cuentan el origen del pueblo mexica. Por ejemplo, en la Lámina I de la Tira de peregrinación se cuenta que está en Aztlan junto a un hombre, cuyo nombre no conocemos y quizá se refiera a Mixcoatl, su esposo.

B. Ihueltiuh. su presencia también es clave en la Tira de peregrinación. Su historia se cuenta en la Lámina IV, a través de su sacrificio, muy posiblemente por desollamiento, los aztecas reciben el nombre de mexicas. Cabe mencionar que Ihueltiuh se encuentra ataviada como la diosa Teoxahual, deidad vinculada con la luna.

C. Ilancueitl. Hija de Nauhyotl gobernante de Culhuacan, quien da a su hija en matrimonio al primer tlatoani mexica, Acamachitli. Es gracias a esta unión que los mexicas afianzan su linaje colhua-mexica y así, dejar de ser el pueblo cuyo rostro nadie conocía.

D. Atotoztli. Bisnieta de Ilancueitl. Hija única legítima de Moctezuma I y, por tanto, portadora del linaje. Algunos documentos afirman que gobernó después de su padre, mas la historia oficial decidió dejar su nombre fuera. Su papel es importante ya que, gracias a ella, el linaje colhua-mexica perdura. Se casa con Tezozomoc. Es madre de tres de los tlatoanis más importantes de la historia mexica: Axayacatl, Tizoc y Huizotl.

E. Tecuichpo Ixcaxochitzin (Isabel Moctezuma). Bisnieta de Atotoztli. Se cuenta que su padre, Moctezuma II, hizo que le leyeran su destino varias veces, pero en todas las lecturas se veía que ella se casaría seis veces y así fue. Se casó con Cuitlahuac, Cuauhtémoc, Atlixcatl, Alonso de Grado, Pedro Gallego y Juan Cano. Gracias a estas uniones, el linaje colhua-mexica perdura hasta el siglo XXI. (Por cierto, también tuvo una hija de Hernán Cortés).

1. Mis mujeres raíz

No conocí a mi abuela, su nombre era Elvira García Munguía, murió cuando mi mamá tenía tres años. Una foto en el cuarto de mi abuelo y algunas anécdotas contadas por mis tíos mayores me han ayudado a formarme una imagen de ella: una mujer trabajadora y risueña, aunque en las fotos, que después recuperé, su rostro refleja mucha seriedad.

Inés Munguía González fue mi bisabuela y a ella sí la conocí. Era una mujer dulce y muy pequeña de estatura. Me gustaba jugar con su bastón de madera, cuya empuñadura tenía la forma de la cabeza de un ave. En realidad, la vi pocas veces en mi vida. Sobre su historia sé poco: tuvo un accidente desde muy joven y por eso tenía que usar el bastón. Migró con toda su familia a la zona conurbada de la Ciudad de México.

No recuerdo cuándo murió, quizá yo tendría unos dieciséis años o menos.

De oídas, sólo de oídas, conocí a mi tatarabuela, no hay fotografías de ella, solo a través de las palabras he logrado construir parte de su ser. Su nombre era Jesusa González, así, sin apellido materno. Solo tuvo una hija, Inés. Mi tía Etelvina, la hermana mayor de mi mamá, me contó que la recordaba un poco: la abuela Jesusa era muy alta, morena, usaba enaguas y collares de colores, era mazahua. Con ella empieza mi historia.

No, si me miro al espejo mis rasgos no son mazahuas; mi nombre no es mazahua; mis apellidos no son mazahuas (incluso, perdí el apellido de mis abuelas); mi lengua no es mazahua; mi cultura no es mazahua, pero la historia donde comienza mi línea de mujeres sí es mazahua. Jesusa es mi raíz, su rostro se ha perdido, que mis palabras sean el vehículo para honrar su nombre y su esencia.

La historia de todas las mujeres debe ser contada, difundida y reconocida.

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