Estamos por terminar 2024 pero, pocas veces nos hemos detenido a visualizar que el tiempo también ha vivido los estragos del colonialismo y el calendario gregoriano, antes juliano, fue impuesto a muchos países y aproximadamente 168 naciones se han olvidado de que el paso de los días está relacionado con el movimiento del sol, de la luna y de venus y, que muchos pueblos, por cientos de años, llevaron la cuenta del tiempo gracias a estos astros.
Si echamos un vistazo al mundo, nos percataremos de que el fin de 2024 no es significativo para todos los habitantes de esta planeta. Por ejemplo, en Irán y Afganistán el calendario lunar Hijri marca el año 1445; según el tiempo hebrero estamos en 5784; mientras que en Birmania se vive en 1385; naciones como China, Japón, la India Etiopía, entre otras, poseen sus propias maneras de contabilizar el paso de los días.
Debido a la conquista española, los calendarios mesoamericanos entraron en desuso y, por ello, algunas familias de este país se están organizando para celebrar el fin de año: quién hará el pavo o la pierna, el espagueti rojo, la ensalada de manzana (con o sin pasas), el ponche; algunas personas estarán preparando los rituales para que el dinero no falte, para que los viajes sean parte de 2025, y quizá, para estas alturas, los chones rojos ya se agotaron, ¿aún habrá borreguitos de la abundancia? Pero temo comunicarles que, en el calendario mexica corre el 12 Tecpatl y aún no termina, eso sucederá en el mes Tlacaxipehualiztli durante el siguiente equinoccio de primavera.
Mientras tecleo estas líneas transcurre el día 6 Acatl de la veintena Panquetzaliztli, días dedicados a Huitzilopochtli, colibrí zurdo. Se realizaban una serie de rituales donde se elaboraba tzoalli, una imagen de tamaño natural de la deidad principal de los mexicas, a la que un sacerdote llamado Quetzalcóatl Topiltzin disparaba un dardo con punta de pedernal en el corazón. Después los trozos de la imagen eran distribuidos entre la población para que los comieran. El tzoalli era realizado con amaranto y miel de agave.
Desde la visión mesoamericana estamos en la oscuridad del mundo, cuando todo ha muerto, cuando todo duerme para despertar en primavera; cuando el universo está reposo listo para ser vida. Estamos en la noche del cosmos. El sol se ha detenido y comenzará a regresar al norte. Mientras venus brilla por las tardes en su fase de Xolotl, que trae buenos augurios.
En entregas venideras de 2025 platicaré un poco sobre el tiempo, sobre cómo el pasado se mira frente a nuestros ojos, mientras que el futuro queda atrás, como las nubes que no vemos venir.
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