¿Qué pasará por la mente de los jóvenes cuando comienzan a ver que son seguidos por miles o hasta millones de personas por lo que han subido a sus redes sociales? Entonces, ya se les llama “influencers”. ¿La privacidad de los adolescentes se terminó con la web?

Murió un tiktokero, youtuber mató a una familia, fue asesinada influencer, van seis influencer muertos desde que inició la violencia en Sinaloa, murió influencer por comer demasiado. Así son los encabezados en los medios de comunicación porque muchos de ellos, todas y todos jóvenes, se ven involucrados en escándalos. Algunos, por los excesos de alcohol. De las drogas no lo podemos asegurar.

Le preguntaba a un pequeño, hijo de una amiga, de 9 años, qué le gustaría ser cuando estuviera grande. Primera pregunta para tratar de socializar siempre con las y los pequeños. Anteriormente, los niños contestaban que futbolistas, porque “ganan mucho dinero y son famosos”. Las niñas decían que “artistas” (refiriéndose a cantantes o actrices, regularmente) o doctoras. Hoy la respuesta es “influencer”.

Me quedé sorprendida porque la idea es que con eso no van a tener que ir a la escuela y van a ganar mucho, pero mucho dinero sin “trabajar tanto”. Les van a regalar carros deportivos, mucha ropa, y casas para su mamá. Le cuestioné a Alan qué le iba a decir en sus videos a la gente que lo viera: Me dijo que se pondría toda su ropa al revés, quería que todo el mundo fuera al revés y todo lo que apareciera en su video estuviera de cabeza.

De inmediato su madre habló con él y le dijo que debía estudiar. Que no todos ganaban mucho dinero, ni les daban carros. Que debía estudiar, insistió.

¿Pero a qué grado podrán quitarle las ideas al chico? Las nuevas generaciones nacieron con la tecnología, pero evidentemente se debe encauzar. Hemos visto casos verdaderamente terribles de los llamados influencers. El más célebre y conocido es el del Fofo Márquez, el joven que golpeó brutalmente a una mujer en Naucalpan por un incidente de tránsito.

Su sentencia por su cobarde actitud ha sido motivo de controversia, pero sin duda un ejemplo para todos aquellos que pretendan que por ser conocidos o reconocidos traten de abusar. Su fama no les da impunidad. Creyó que sólo se trataría de pagar una cantidad de dinero, que parece le sobra, y se burlaba. Nunca pensó que debería pagar con su libertad. Hoy, quizá perderá toda su juventud tras las rejas, por abusivo.

En Argentina fue muy sonado el caso de un tiktoker llamado Agustín López Gagliasso, de 20 años, quien conducía a exceso de velocidad y bajo los efectos del alcohol, según la información. El 21 de enero atropelló y mató a una madre de 41 años, Tania, y su hija de 16, Agustina, además de una menor que quedó gravemente herida, Victoria, de 6 años. El padre de la familia fue herido, aunque no de gravedad, pero su vida quedó destrozada por un chamaco irresponsable.

La joven china Pan Xiaoting murió en un reto comiendo en exceso. Un youtuber mató a una familia al conducir ebrio e impactar su vehículo, en el Estado de México. En Sinaloa han asesinado a seis influencers desde que inició la ola violenta.

Y así podríamos seguir. Está bien que busquen ganarse la vida. Está bien que se diviertan. Está bien que hagan de su vida un papalote. Pero no pueden sobrepasar los límites y ahí es donde entran los padres, quienes, muchas veces, deslumbrados por la fama y el dinero de sus hijos e hijas, no ven los peligros alrededor de ellos y con ellos.

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