La RAE, define lujo como: Elevada categoría, excelencia o exquisitez que posee algo por la calidad de las materias primas empleadas en su fabricación, sus altas prestaciones o servicios, etc.

Suntuoso, por otro lado es grande y costoso. Mientras que un gasto suntuario es un gasto de lujo o innecesario. Asimismo, ostentar significa: Mostrar algo de forma patente o visible. Y hacer gala de grandeza, lucimiento y boato.

¿Esto definirá a Martín Borrego? Pródigo. Dicho de una persona: Que desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles, sin medida ni razón.

El filósofo Gilles Lipovetsky, dice en un artículo de El País: “El lujo era lo más bello, lo más caro y lo más raro. Hoy también es el mal gusto, lo feo, incluso lo vulgar y lo obsceno”.

En un artículo en la web, Britannica Money pregunta “¿El lujo significa dinero? Lujo, palabra que implica un consumo relativamente grande de riqueza para placeres no esenciales…”.

En el aspecto moral señala: “Los moralistas de todas las épocas han atacado el lujo por razones éticas: los estoicos, porque iba en contra de sus ideales de sencillez de vida; los primeros Padres cristianos, porque exaltaban el ascetismo y la pobreza como un ideal; los puritanos, porque temían que las distracciones y tentaciones del lujo pudieran poner en peligro el alma inmortal y sus posibilidades de salvación. En épocas posteriores, la tendencia fue cada vez más a asociar el juicio moral del lujo con el problema general de la distribución desigual de la riqueza…”. ¿Les suena?

¿Qué pasa por la cabeza de los funcionarios, de los servidores públicos, de los representantes populares?

El 8 de diciembre el periodista Claudio Ochoa reveló que el MUNAL fue utilizado por Martín Alonso Borrego Llorente, entonces coordinador de Contacto con la Ciudadanía de la Semarnat (porque ya presentó su renuncia por este motivo), para celebrar su boda. Sólo asistieron otros diplomáticos amigos de la pareja, ese 4 de octubre, apenas cuatro días después de que la presidenta Claudia Sheinbaum asumiera la presidencia.

Por supuesto, la entonces canciller y hoy titular de Semarnat se deslindó de inmediato y dijo no haber otorgado la autorización. El periodista Ochoa mostró hasta la invitación que traía una tarjeta de mesa de regalos del Palacio de Hierro y una cuenta en euros para depósito de “regalos monetarios”.

Pero más. El motivo referido fue la celebración del 89 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Rumania y México, cuando éstas se celebran en julio y la propia SRE promocionó en un video.

El tema no es sólo el lujo, suntuosidad, profusión o magnificencia, sino no estar convencido de los ideales de la 4T, sino creer que los mexicanos somos tontos, sino creer que todos alrededor son sus amigos, sino creer que todavía pueden abusar impunemente (a lo mejor en muchas cosas todavía, pero se sabrán), sino creerse príncipes, sino creer que el poder es excederse.

Las barbas a remojar

Los funcionarios y representantes de la Cuarta Transformación, una de dos, o cada que hagan sus fiestas ostentosas se aseguran que nadie los grabe con un teléfono celular “o una cámara escondida”, o de plano se abstienen, de verdad, de realizar o vestir cualquier cosa que represente todo un lujo. Deben ser verdaderos San Francisco´s de Asís, que si no

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