Resulta evidente para cualquier ciudadano, más allá de su nivel socioeconómico, educativo o cultural que, México pasa por un momento difícil, especialmente en un tema que genera un impacto social muy profundo, hablamos de la violencia, definida como todo acto que guarde relación con la práctica de la fuerza física o verbal sobre otra persona, animal u objeto originando un daño sobre los mismos. El elemento principal dentro de las acciones violentas, es el uso de la fuerza tanto física como psicológica para el logro de los objetivos, y en contra de la víctima. Cada día vemos como se recrudecen los hechos violentos de toda índole, la violencia se gesta, crece y cobra fuerza ya sea ante la impunidad, la corrupción o simplemente ante la inacción de la sociedad.
¿Qué es el maltrato o crueldad hacia los animales?
Dentro de esta oleada interminable existe un tipo de violencia cuyas víctimas son las otras formas de vida, se considera crueldad o maltrato animal a toda acción u omisión que provoque daño, dolor o sufrimiento innecesario a un animal. Involucra actos de violencia física como golpes, mutilaciones, abusos y torturas, así como la negligencia sobre su alimentación, cuidados sanitarios y abandono de cualquier animal de tal manera que quede expuesto a riesgos que amenacen su integridad, la de otros animales o de las personas. Esta forma de violencia ha sido ampliamente estudiada, pero parece pasar desapercibida ante parte de nuestra sociedad, opacada por ese enorme monstruo que representa la violencia hacia nosotros mismos, sin embargo y como bien menciona la psicoterapeuta Nelly Glatt “El maltrato animal es, a la vez, un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, una consecuencia de la misma.” Por tanto resulta necesario entender y poner en su justa dimensión la estrecha relación entre la crueldad, el maltrato animal y la violencia social.
Por años hemos hablado, incluyendome, de cómo la violencia hacia los animales “escala” y puede llegar a los humanos, pero es justo en esta conceptualización, naturalmente antropocentrista, donde podemos estar errados, al aceptar que la violencia hacia los animales es por definición menos grave que la violencia ejercida hacia los seres humanos, si bien, nuestro natural instinto de protección y solidaridad a la propia especie nos lleva a pensar en este sentido, la realidad es que la violencia no escala, la violencia solo se reproduce, independientemente de que especie sea la víctima.
En México y específicamente en el Estado de México podemos observar como la violencia hacia los animales guarda una muy cercana relación con las otras formas de violencia, los municipios con mayor índice de maltrato hacia los animales son aquellos que al mismo tiempo presentan las mayores tasas de crímenes violentos como homicidios, feminicidios, violaciones, robos con violencia ó secuestros.
El maltrato animal nos afecta a todos
Hace algunos años y siendo parte de un proyecto para cambiar la vocación de un centro antirrábico hacia un Centro de Bienestar Animal, atendimos una denuncia sobre un pequeño perro maltratado constantemente por sus tutores, al acudir junto con la autoridad y después de muchas peripecias, ya que el tema animal no es considerado como un asunto prioritario para muchos gobiernos, finalmente logramos entrevistarnos con la familia, detectamos que, en efecto existía maltrato animal por parte de los menores de edad y por parte del padre de familia, al profundizar sobre el asunto se detectó que el padre golpeaba a su esposa y a los niños y utilizaba la crueldad hacia el pequeño perro como instrumento de control y amenazas para su esposa e hijos, lo que los expertos llaman “maltrato animal instrumental”, este caso resulta un ejemplo muy claro de cómo la crueldad o maltrato hacia los animales es un indicador bastante certero, confiable y temprano para detectar violencia interpersonal. La relación de violencia está tan probada, que por ejemplo, el Buró Federal de Investigación de los Estados Unidos (FBI) considera la crueldad hacia los animales dentro de su “Catálogo de Crímenes contra la Sociedad” y genera un registro de agresores con el objeto de mantener una vigilancia estrecha sobre estos sujetos, al considerarlos potencialmente peligrosos.
Activista, Director de Human Animal Foundation y Defensoría Animal AC