En las últimas semanas, a través de los diversos medios de comunicación, escuchamos de manera frecuente las palabras “arancel”, “exportaciones” e “importaciones”, esto, ante la tensión económica que se vivía por parte de Estados Unidos hacia Canadá y México. Y como parte de esta cobertura se habló sobre algunas de las consecuencias y efectos que se podrían producir ante las medidas anunciadas por el presidente estadounidense.

Sin embargo, pese a la enorme cobertura mediática que se le brindó, en muchas personas de nuestro país persiste el desconocimiento sobre el significado y las implicaciones de estas medidas que fueron anunciadas y pospuestas de manera temporal.

Por ello, vale la pena desglosar cada uno de los términos que durante varios días dieron la vuelta en México y en el mundo. En primer lugar, al referirnos a los aranceles, estamos hablando de los derechos de aduana, paso de mercancías de un país a otro, que se aplican a las importaciones (productos de origen extranjero).

De acuerdo a la Organización Mundial de Comercio, la puesta en marcha de estos aranceles proporciona a las mercancías producidas en el país receptor una ventaja en materia de precios con respecto a las mercancías similares que vienen desde el extranjero. Además, representan una fuente de ingresos adicional para los gobiernos que deciden imponerlos.

En lo que respecta a las importaciones, son todas aquellas compras que puede realizar un ciudadano de a pie o un estado-nación a través del comercio con cualquier país en el mundo. Y tienen el beneficio de que los productos recibidos pueden cubrir las necesidades del país receptor si estas no son producidas dentro de sus fronteras, o bien, si resultan más económicas trayéndolas desde el exterior.

Mientras que, sobre la exportación, podemos decir que es la venta de productos o servicios que un país brinda a otro y que también se puede realizar entre ciudadanos ubicados en diferentes locaciones del globo.

Una vez conocido la teoría de estos términos, en la práctica, la importancia de los aranceles radica en que actúan como medida proteccionista para áreas o segmentos comerciales ante productos que no se realizan de manera eficiente dentro de un país, o bien, que no tienen las ventajas competitivas que sí existen en otras regiones del mundo.

Sin embargo, la puesta en marcha de estos aranceles tiene afectaciones directas tanto para los ciudadanos que viven en el país que las implementa, como para los productos que buscan colocarse en ese mercado, con efectos para quienes residen fuera de la frontera y desean colocar sus productos.

El resultado directo es el encarecimiento de los productos, bienes y servicios, ya que este se ve reflejado en el aumento de la inflación. Con este panorama, debemos observar los riesgos que supone poner en práctica aranceles, ya que será necesario equilibrar la afectación que tiene el país que los implementa sobre sus ciudadanos que desean adquirir productos del exterior.

Con todo esto, las personas que deseen colocar sus países en un país con aranceles recibirán menos ingresos y la economía de esta nación se verá afectada.

Toda medida económica que se proponga activar debe contemplar los beneficios a nivel macro, así como para la ciudadanía que a mediano y largo plazo sufrirá los estragos de estas acciones.

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