Entablando una charla con un muy buen amigo sobre la situación general en México y si era o no factible la intervención extranjera, más precisamente norteamericana en temas de seguridad comenzamos a debatir desde cuando esto era una posibilidad y yo le comentaba que me daba risa que muchos personas trataban de proclamarse como los primeros en escribir del tema, en lo particular escribimos una semana después de la publicación de la última propuesta allá en ya lejano enero de 2003.

Es decir, lamento romperles su corazoncito, peeeeeeeeero la idea nunca fue originalmente del ahora presidente Trump si no de Mike Waltz (su ahora consejero de seguridad nacional) y Dan Crenshaw cuando eran congresistas por Florida y Texas respectivamente y ambos ex miembros de las fuerzas especiales estadounidenses. Al calor del debate con mi amigo le pedí que lo pausáramos por unos minutos para poder mostrarle algo. Gracias a mi TOC guardo muchas cosas que se (o pretendo creer) que me serán de utilidad en un futuro. Después de buscar un par de minutos en el librero, dejo caer en el escritorio una revista.

La primera vez que se habló de la posibilidad de que un tercero ingresara nuestro país con la intención de intentar contener a los cárteles de las drogas fue en el ahora lejano 2009 y la revista que estaba en el escritorio era la evidencia. La revista Milenio Semanal número 632 datado del 30 de noviembre de 2009, en donde el periodista Jorge Alejandro Medellín destapaba un tema que se venía manejando con bastante reserva y que estaba a punto de volverse realidad (en ese momento). La intervención de Compañías Militares Privadas (PMC´s en inglés) para eliminar a objetivos de alto nivel dentro del cártel, que, en ese momento, se perfilaba como el más poderoso de México, Los Zetas.

La firma Jax Desmond Worldwide (JDW), fue una de las que tenía charlas más avanzadas con el Estado mexicano, para ser más preciso con la administración del entonces presidente Felipe Calderón y ya se tenía una propuesta concreta.

A través de contratistas privados (ex miembros de grupos especiales como el Duvdevan, el Sayaret Matkal, el Mossad así como ex miembros de la Fuerza Delta, los Rangers y equipos SEAL) con experiencia de combate en Medio Oriente contra grupos terroristas como Al Qaeda, Hamas y Hezbollah operarían por un periodo de 120 días a un costo que se estimaba en 200 millones de dólares de ese entonces. Con la condición de reportarle únicamente al presidente de México y los permisos correspondientes para ingresar equipo y armamento de la empresa.

Según el entonces vocero de JDW, Sascha Forst, JDW era “una firma de manejo de riesgo que provee soporte directo antiterrorista y contra insurgente a gobiernos que son aliados de Estados Unidos” (ya pueden deducir por dónde vino el acercamiento del JDW con el gobierno mexicano). Cabe mencionar que, debido a la publicación del reportaje en el medio antes mencionado, se generó cierta cobertura mediática tanto en México como en Estados Unidos que hizo que las autoridades mexicanas optaran por no continuar con las negociaciones con JDW y el tema quedo en el olvido aparente aunado con el descontento que acarreó con parte de la élite política mexicana que alegaba violaciones a la soberanía nacional y carencia de marco legal regulatorio.

Sin embargo, JDW no fueron los últimos en la lista de posibles operadores, otra firma que estuvo a punto de operar en México fue la famosa “Blackwater” cuando cambio de nombre a “Xe Services” la cual venía incrustada en las primeras versiones la entonces llamada “Iniciativa Mérida”, ahora “Entendimiento Bicentenario” o como la llama el periodista Leonardo Curzio “Iniciativa Mérida 3.0, pero sin dinero” la idea era que Xe Services ocuparía el lugar de DynCorp y Northrop Grumman ocupaban dentro del plan Colombia, pero este proyecto sufrió modificaciones y quedaron fuera.

Como pueden ver esto no es nuevo, tiene tiempo siendo una posibilidad debido a que Estados Unidos siempre había calculado el riesgo que para la nación norteamericana existía desde México por temas de impunidad, corrupción y hasta cierto punto, improvisación en temas de seguridad, simplemente el destino parece que nos ha alcanzado.

El punto es que no necesariamente el ejercito convencional puede hacer operaciones en México, muy bien Estados Unidos puede asignar alguna PMC para que haga las operaciones con la ventaja que le sería sustancialmente más barato además que el uso de ciertas tecnologías con el uso de drones y minas antipersonales por parte de la delincuencia organizada mexicana muy bien se pueden hacer operaciones encubiertas que sean negadas alegando enfrentamientos entre organizaciones criminales. Es decir, se mataron entre ellos (guiño, guiño).

¿Qué sería lo que dictará las acciones a tomar por parte de la administración Trump? Los resultados y el tiempo en que éstos sean presentados y si algo ha caracterizado al inquilino de la casa blanca desde siempre, es que paciencia, así que digan ustedes ¡Huy que paciente es! Pues no.

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