Los ataques con explosivos en México no son algo nuevo, desde hace décadas se han utilizado como vehículo para el envío de ciertos mensajes de parte de grupos subversivos (donde el fin de estas acciones eran meramente políticas) o delincuenciales (las cuales buscan un fin económico) hacia el Estado mexicano. Sin embargo, ese siempre se ocupó de desviar dichos hechos nombrándolos fugas de gas o acumulación de gases químicos, accidentes, etc.

Fue en un lejano 2008 donde, ya gracias a la inmediatez de las redes sociales donde autoridades de los tres órdenes de gobierno cayeron en cuenta que ya no podrían disfrazar este tipo de hechos debido a que, el 15 de septiembre de ese año, en la ciudad de Morelia, Michoacán, estallaron dos granadas de fragmentación en el centro de la ciudad durante la celebración del grito de independencia el cual dejó un saldo de siete personas fallecidas y al menos 132 hombres, mujeres y niños que resultaron con lesiones graves.

Algunos de los lesionados perdieron una o hasta dos de sus extremidades. Las razones del porqué se maquillaban u ocultaban estos hechos eran variadas: desde razones políticas, sociales y hasta económicas (¿quién quiere invertir donde abiertamente se sabe que hay terrorismo o narcoterrorismo?).

Así es, estimado lector, existió por mucho tiempo el miedo de, al decir lo que pasaba en México y llamarlo por su nombre “NARCOTERRORISMO” (entre comillas, en negritas y en mayúsculas) las inversiones extranjeras se irían del país. Sin embargo, como quedó asentado anteriormente, gracias a la tecnología, la inmediatez y las redes sociales, este es un tema que no puede ni debe ocultarse más y el uso de este tipo de dispositivos ha pasado a ser una herramienta más de los grupos de delincuencia organizada para infundir terror, tal y como lo son los videos de extorsiones, de ejecuciones a enemigos o desmembramientos.

Desgraciadamente la historia ha demostrado que la actitud del estado mexicano de no nombrar las cosas como lo que son, tarde o temprano, cobran factura. El narcoterrorismo es una realidad latente y en franca escalada, este 24 de octubre amanecimos con dos hechos similares, uno en Acámbaro, Guanajuato donde, un coche bomba explotó afuera de las instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública de esa comunidad, que se encuentra al sur del estado, dejando un saldo de tres oficiales lesionados, entre ellos una mujer reportada como grave. El segundo donde en Tultitlán, estado de México, un artefacto explosivo se activó y dejó como resultado a dos personas heridas del sexo masculino.

Ahora bien, estas circunstancias generan preocupación por la falta de habilidad que han tenido los estados para poder comunicar temas de seguridad a la población para que sepan, sin entrar en paranoia como prevenir ser víctimas de este tipo de lamentables hechos. Aunque existen sistemas de comunicación social diseñados exprofeso para instituciones policiales, muchas autoridades creen que los compañeros que se dedican al periodismo o fueron reporteros para medios informativos son los más adecuados para diseminar información hacia la ciudadanía y lamento decirles que se equivocan.

Por otro lado es que los cuerpos policiales en México no están preparados para lidiar con este tipo de amenazas ya que ya no hablamos de hechos “aislados” si n de prácticas sistemáticas, y aunque el Buro de Armas de Fuego, Tabaco y Explosivos (ATF) capacitaba en México y en Estados Unidos a miembros de instituciones policiales para lidiar con estas amenazas, desde hace un par de años esta ayuda se suspendió (me consta porque yo fui beneficiario de ese tipo de instrucción) Ahora bien, como cereza de este espantoso pastel tenemos que este tipo de amenaza no son solo explosivas. Así es, como lo lee…ya que desde abril de este 2024, el cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) comenzó a usar a través de drones no solo explosivos, si no armas químicas siendo el primer hecho de este tipo en el municipio de Coahuayana, ubicado en la región suroeste de Michoacán.

La pregunta que nace es ¿Están los servicios policiales listos para enfrentar este tipo de amenazas? ¿Lo está la Guardia Nacional o las fuerzas armadas? Más allá de estar o no de acuerdo con la política en materia de seguridad ciudadana del Estado mexicano, debemos estar conscientes de que son hombres y mujeres quienes están poniendo en riesgo su vida para tratar de revertir la crisis de seguridad en la que el país está inmerso y las autoridades de los tres órdenes de gobierno están en deuda con ellos, mejor equipo, mejor seguridad social, mejores sueldos. ¿Usted por cuánto dinero trabajaría sabiendo que existen dispositivos con químicos o explosivos que pueden matarlo?

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