El centro histórico de Toluca es más que calles y monumentos es el corazón cultural, social y económico de la ciudad, representa el legado de generaciones y la evolución de una comunidad que ha forjado su identidad a lo largo de los siglos, es un símbolo de su pasado y una ventana hacia el futuro, donde convergen patrimonio, turismo y comercio. Mantener un centro ordenado es esencial para su desarrollo, evitando que dinámicas como el comercio no regulado lo afecten, equilibrio entre lo antiguo y lo moderno, lo formal e informal, ha sido una preocupación constante para quienes buscan el bienestar de la ciudad. Las personas son el recurso más valioso, quienes dan vida a este espacio urbano.

En este contexto, el Patronato Pro-centro histórico de Toluca ha desempeñado un papel clave, trabajando para preservar y mejorar el centro, han desarrollado propuestas que abordan problemas como el comercio informal, canalizando los deseos de ciudadanos y empresarios para beneficiar a los comerciantes establecidos y ofrecer oportunidades dignas a quienes buscan ganarse la vida. Todos deseamos prosperidad y mejores oportunidades para nuestra comunidad y México tiene la capacidad de mejorar trabajando juntos, en esto radica el valor de Toluca: su gente: motor de cambio y progreso.

El ambulantaje se ha convertido en una práctica que condena a quienes la ejercen a la precariedad, pues limita las oportunidades de desarrollo a diferencia de un emprendimiento formal, que ofrece crecimiento; el ambulantaje mantiene a las personas en una situación difícil aunque parece una respuesta rápida ante la falta de empleo, priva a las personas de un futuro estable y próspero, afectando tanto a los comerciantes como al entorno. La voluntad política es clave para resolver los problemas del comercio no regulado, los ciudadanos de Toluca no solo buscan eliminar el comercio desordenado, sino también un escenario que permita a todos trabajar en condiciones dignas.

Uno de los retos principales es que muchos vendedores ambulantes son víctimas de organizaciones que los explotan, obligándolos a vender mercancías de origen dudoso en espacios públicos, estas prácticas perpetúan un sistema de abuso que afecta a la comunidad, no solo el explotador es responsable, el político que lucra con la necesidad de las personas prometiendo el uso de espacios públicos para sus fines a corto plazo, mientras el comercio no regulado permanece en la pobreza, el político sigue su trayectoria, escalando a costa de la necesidad de las personas.

Cada octubre, la Feria del Alfeñique le da vida a Toluca, atrayendo a locales y visitantes y recordando la importancia de proteger a los artesanos locales, el ordenamiento del centro ha permitido que esta feria siga siendo una expresión genuina de nuestra cultura, brindando a los productores locales un espacio protegido para trabajar y prosperar, lejos de prácticas desordenadas, la Feria del Alfeñique es un ejemplo de cómo un centro ordenado puede fomentar un comercio justo. El progreso no se mide por la cantidad de mercancía vendida, sino por la capacidad de mantener una economía local saludable.

El empresario de Toluca juega un rol vital en este proceso, tirando del carro hacia un futuro más próspero, pero no es suficiente, el verdadero avance depende de que autoridades, ciudadanos y empresarios trabajen de manera conjunta, solo uniendo esfuerzos se logrará el ordenamiento del ambulantaje en la ciudad, beneficiando a la comunidad, es crucial que todos cooperen para crear un entorno equilibrado donde la prosperidad sea un objetivo común solo de esta manera, podremos apostar por una Toluca próspera y equitativa.

“El ambulantaje se ha convertido en una práctica que condena a quienes la ejercen a la precariedad, pues limita las oportunidades de desarrollo a diferencia de un emprendimiento formal, que ofrece crecimiento”

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