Tras diez años de largas luchas, el artilugio disfrazado de un caballo sirvió de estrategia para la caída de Troya. De ahí viene la expresión: “Que arda Troya”.
Lo anterior viene a colación dada la creciente sobredramatización del proceso electivo en la UAEMex, en el que se han colado las peores estrategias de campaña y también la hybris de asesores de algunas candidatas que, buscando espacios de poder, no dudan en incendiar los ánimos a través de prácticas trasladadas desde la lucha partidaria más antidemocrática, colocando mensajes ofensivos sin importar que las contendientes seguirán en la universidad sea cual sea el resultado. Todas ellas son perfiles ejemplares, pero solo una podrá ganar.
La lucha sucesoria por la primera Rectoría ocupada por una mujer en nuestra universidad está lejos, lastimosamente, del gran mito griego relatado por Homero y llevado tanto al cine como a la música, que magistralmente recogió Héctor Berlioz en la ópera Les Troyens (escuchar aquí).
A diferencia de aquella epopeya, la disputa interna exhibe dos fenómenos preocupantes: por un lado, la hybris universitaria.
La hybris es un concepto de la cultura griega que se traduce como "desmesura", "soberbia" o "insolencia". Implica la transgresión de los límites humanos y divinos, la arrogancia y la falta de respeto por la autoridad. En la tragedia griega, la hybris a menudo conduce al castigo y la caída de los personajes que la cometen.
La arrogancia del anonimato en las redes ha dado paso a campañas negras desde páginas creadas exprofeso y otras más que se mueven desde rencores añejos, más que desde la racionalidad que supondría la vida universitaria.
El otro frente viene desde la propia autoridad organizadora del proceso, que si bien ha innovado y abrió el proceso a algo más parecido a un proceso democrático, falló en la pedagogía para explicar con mayor tiempo la estrategia detrás de las nuevas reglas. Así, lejos de ver los avances, muchos universitarios nos hemos perdido en el lodazal que mucho se parece a las shit-storms tan comunes en las campañas electorales basadas en redes sociales. Quien gane la siguiente elección podría enfrentar tres escenarios preocupantes:
Primero, el de la fragmentación del voto. Si nadie se baja de la contienda o las coaliciones dejan a más de dos candidatas, al final quien gane lo hará con el tercio mayor, con el costo del conflicto poselectoral a cuestas.
Segundo, una elección cerrada crispará los ánimos de esa hybris que alienta la contienda.
Y tercero, gane quien gane, tendrá que invertir mucho tiempo y talento en desatorar los conflictos, y acaso las rebeliones internas propias o prohijadas desde afuera, para seguir buscando los espacios de poder y privilegios que, le pese a quien le pese, inexorablemente han perdido algunos grupos que se sentían dueños de la universidad.
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