Séneca “El viejo”, como se le conocía en Roma, dijo: “La suerte es lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad”. Varios siglos después, Nicolás Maquiavelo, el célebre florentino, dijo al respecto: “La fortuna domina el destino humano cuando no encuentra virtud que la resista”, pero también “un hombre de verdadera virtud nunca puede ser totalmente abrumado, ni hasta por la más adversa fortuna”. Así, el príncipe sabe alimentar su virtú para cuando la fortuna lo favorezca.
Lo anterior viene a colación porque encuentro en buena parte de la discusión pública sobre la sucesión universitaria una especie de subcultura del fraude electoral, en donde se afirma que “solo puedo perder si me hacen trampa”, lo cual se convierte en un apotegma… lo mismo ingenuo que peligroso.
Veamos por qué:
1) Nadie compite sin conocer las reglas del juego sucesorio y resulta ingenuo suponer que quien tiene el poder no lo utilizará para influir en el resultado final. Ahí las reglas democráticas son muy claras, en toda contienda justa, todos los actores deben tener los mismos apoyos institucionales para promoverse. Piso parejo, suelen llamarle, en este sentido en el primer mes de campaña todas han tenido la misma oportunidad para acudir ante la comunidad universitaria y oír de viva voz sus propuestas. También en un hecho inédito, la UAEMéx, a través de la Dirección General de Comunicación Universitaria, les ha gestionado 157 entrevistas en 27 medios locales en forma equitativa, luego, entonces, ¿en dónde está la trampa?
2) Para algunas de las quejosas y, sobre todo, para los opinólogos, tanto el rector como su más visible favorita, han contado con un apoyo institucional que desmerece el espíritu universitario. Las quejas, algunas de ellas, claramente patrocinadas por diversos grupos de poder, buscan deslegitimar el proceso electivo sin importar vulnerar a una institución educativa, con el lado de las acusaciones de mala fe que rayan en la vulgaridad. Si no es que en ciertas patologías autoritarias, en donde se trasladan antivalores de las campañas negras de corte partidario a un escenario que por su naturaleza no depende del voto popular únicamente, en cuyo caso, tampoco han demostrado su eficacia. Luego del primer mes de campaña: difama que algo queda, es la hipótesis detrás de estas conductas que desnaturalizan las elecciones democráticas.
3) Nadie que quiera ganar una elección puede jugar con la victimización durante mucho tiempo. Sobre todo, porque dada la naturaleza de la elección interna, toda la comunidad será visitada por todas las aspirantes y, además, todas ellas han gozado de espacios en medios garantizados y gestionados por la propia autoridad universitaria. Se espera de las candidatas y sus equipos de campaña mayor asertividad para ofrecer una campaña basada en tres ejes: diagnóstico, posición personal y propuesta. Recurrir a los lugares comunes con propuestas ambiguas ya está cansando a la comunidad y a los propios medios, de ahí que el escándalo llene los espacios de comunicación política, que deberían ocupar las propuestas, en donde menos, es más: dos o tres ideas fuertes y bien procesadas pueden anclar mejor en un ambiente interesado en la contienda que un plan ambicioso pero tortuoso de entender.
Los universitarios queremos conocer más las propuestas que las escenificaciones, que solo sobredramatizan la contienda.
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