El reconocimiento de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez al Grupo Relámpago no solo es merecido, sino también un recordatorio de la relevancia de los servicios de emergencia en el Estado de México. En un mes, este grupo realizó 47 operaciones críticas y logró el traslado de dos corazones, acciones que literalmente salvan vidas. La eficiencia, preparación y entrega del personal reflejan el compromiso institucional con la salud y la vida de los mexiquenses. Es fundamental que el gobierno garantice el fortalecimiento continuo de este tipo de cuerpos de rescate. El Grupo Relámpago representa una infraestructura vital que debe ser respaldada con mayor inversión, capacitación constante y equipamiento de punta. Su labor no puede depender solo del heroísmo; requiere políticas públicas firmes que aseguren su operación efectiva y sostenida.

Apoyo a víctimas
La convocatoria del Programa Valentina, anunciada por la Consejería Jurídica a cargo de Jesús George Zamora, representa un esfuerzo loable por atender a uno de los sectores más vulnerables: niñas, niños y adolescentes que han quedado en situación de orfandad a causa del feminicidio o la desaparición. Ofrecer apoyos económicos mensuales de entre 2 mil 500 y 3 mil 500 pesos es un paso importante para brindar algo de estabilidad en medio del dolor y la incertidumbre. Sin embargo, este tipo de programas deben ir acompañados de un seguimiento integral: apoyo psicológico, acceso a la educación y redes de cuidado que realmente garanticen el bienestar de los menores. El compromiso institucional no debe quedarse en el anuncio o la transferencia económica, sino en construir un entorno de protección continua para quienes han sido víctimas indirectas de las violencias más crueles de nuestra sociedad.

Déficit de granos
La advertencia de Everardo Lovera Gómez, director del ICAMEX, revela una preocupante realidad: el Estado de México apenas cuenta con una reserva de 120 toneladas de semillas, muy por debajo de las 2 mil toneladas necesarias para garantizar la seguridad alimentaria en caso de una crisis. Esta brecha evidencia una vulnerabilidad estructural que debe ser atendida con urgencia, especialmente ante un escenario climático o económico adverso. Es crucial que las autoridades estatales conviertan esta preocupación en una política pública prioritaria. Incrementar las reservas de semillas de granos básicos como maíz, trigo, haba y frijol no solo es una medida preventiva, sino una inversión estratégica en la soberanía alimentaria. Lo dicho por Lovera Gómez no puede quedar en el diagnóstico: debe traducirse en acción concreta, sostenida y con visión de largo plazo.

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