Desde pequeño he tenido una relación de amor-odio con las cuestiones paranormales. Era el típico niño que se asustaba con el Diablo, el monstruo que (al menos eso creía) vivía debajo de mi cama e, incluso, tenía pesadillas con Jabba the Hutt. Pero la curiosidad era mayor y no evitaba que continuara acercándome a esos temas siempre que podía.
Debo agregar, además, que el hecho no era gratuito: mi familia siempre ha estado apegada al folclore y las leyendas; por ejemplo, cada que se iba la luz nos reunían a los pequeños alrededor de la mesa de la cocina, con una vela encendida, para escuchar aquella historia del espíritu que, siendo mi abuelita una niña, rezaba el rosario a la par que ella y su abuela, con un eco que retumbaba en el oratorio. La de “Doña Refugio”, que deambulaba por los pasillos de una casa (en el mítico Zitácuaro, Michoacán) y bloqueaba el paso de las escaleras mientras te seguía con la mirada; o la del hombre acaudalado, el clásico catrín con sombrero de copa que, habiendo dejado enterrada su fortuna, se aparecía por las noches gimiendo, lamentándose profundamente que nadie se atreviera a preguntarle qué se le ofrecía o solicitara una misa para que su alma pudiera descansar en paz.
Recuerdo particularmente a mi madre ver sus “churritos mexicanos”, como siempre ha llamado mi papá a las películas en blanco y negro, mientras hacía distintas tareas en el hogar, por las tardes. Obvio la temporada era importante y, por ejemplo, en Semana Santa no podía faltar “Marcelino pan y vino” o “El mártir del calvario”, con el español Enrique Rambal en el papel de Jesús (quien por cierto, también trabajó con Buñuel en El Ángel Exterminador) y, en noviembre, transmitían una serie de películas de terror que, sobra decir, se han convertido en cintas clásicas o de culto.
Así que les dejo con algunas de las que, a mi parecer son las mejores películas del género, sin un orden particular.
La Llorona. La clásica y bien conocida leyenda de La Llorona. Folclore sobrenatural y místico. Seguro que el clásico grito de “¡Ay, mis hijos!” les pondrá la carne de gallina.
El ladrón de Cadáveres. El pancracio y el terror se unen en esta cinta donde los luchadores son asesinados para realizar experimentos con ellos. ¡Aplausos a Wolf Ruvinskis, el muchacho chicho de la película!
El Fistol del Diablo. Adaptación de la novela de Manuel Payno en la que un hombre decide hacer un pacto con el Diablo para encontrar la felicidad. La actuación y personificación de Roberto Cañedo como Lucifer es magnífica.
El Vampiro. El mito del vampiro en todo su esplendor de la mano del gran Germán Robles, ataviado tal y como el canon manda: capa, colmillos y, no lo olvidemos, porte elegante de gran caballero. (No dejen de ver la segunda parte: El Ataúd del Vampiro)
Satánico Pandemonium - (La sexorcista). Enrique Rocha, como la encarnación del demonio, se encargará de tentar y provocar a una joven e inocente monja. Puro y espléndido nunsploitation mexicano.
Hasta el Viento Tiene Miedo, El Libro de Piedra, Más negro que la noche y Veneno para las hadas; la tetralogía del Duque del terror, Carlos Enrique Taboada: cintas imperdibles, obligadas y elementales al hablar de terror en el cine mexicano.
Van las menciones honoríficas:
Macario. Hablando de clásicos de temporada, esta película no puede faltar en un buen maratón del Día de Muertos. Basada en la obra homónima de Bruno Traven, acompañamos a Macario, encarnado por Ignacio López Tarso, en la titánica y casi imposible misión de comerse entero un pavo.
Vacaciones del Terror. Joya del cine kitsch, de culto y casi serie B, con Pedrito Fernández como el héroe que se enfrenta a una muñeca poseída (nuestra Annabelle mexicana). Una joya del mal gusto: es tan mala que es muy buena.
La nave de los monstruos. Un crossover magnífico entre ciencia ficción y terror en el que un par de mujeres de Venus andan en busca de ejemplares masculinos para repoblar su mundo. En el inter se encontrarán con Laureano, nada más y nada menos que el Piporro. ¡Ajúa Raza, taconéyele!
Santo vs. las mujeres vampiro. Si hay un héroe capaz de enfrentarse a todo tipo de alimañas, monstruos, aparecidos y luchadores rudos es el Santo, el enmascarado de Plata. Acá se da un entre con un grupo de mujeres vampiro que desea revivir a su reina. ¡Una chulada, pues!
No dejen de darle una oportunidad a esa serie de cintas que enfrentó a luchadores (llámese Santo, Zovek, Neutrón, Blue Demon o la máscara de su preferencia) contra espíritus, monstruos y demonios chocarreros. Y por nada del mundo olvidemos a los comediantes de nuestro cine que también se aventaron un tiro con seres y entidades de otros planos: Capulina, Chabelo, Pepito, Clavillazo, Caperucita, Resortes y un largo etcétera.
Si hacen un maratón de cine de terror, me invitan.
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