Si eres un fanático de las tiras cómicas que aparecían en los periódicos los fines de semana, seguramente te suena este nombre: Charles Schulz. Si no es así, lo más seguro es que reconozcas a alguno de los personajes de “Peanuts”, que forman parte del legado de este dibujante que nació un 26 de noviembre, pero de 1922. Así que estamos a un par de días de celebrar su cumpleaños.

La popularidad de “Peanuts” se generó gracias a la empatía que la gente sentía con sus protagonistas y a la manera en que Schulz abordaba distintos arcos, presentaba personajes o los hacía evolucionar. La trama semanal contenía, entre otras cosas, humor, sarcasmo, nostalgia, enojo y, por supuesto, personajes entrañables: Charlie Brown, un chico al que no siempre le salen bien las cosas, ama el béisbol y vive enamorado de la pequeña pelirroja; Linus y su mantita; Lucy y su amor no correspondido con Schroeder (debido a Beethoven); Snoopy y todas sus encarnaciones o alter egos (Joe Cool, Flying Ace, Masked Marvel, Blackjack Snoopy, etcétera) y Woodstock, Peppermint Patty, Sally, Pig-pen, Marcie y Frankie, entre muchos más.

Precisamente, es Snoopy quien, entre toda la galería de personajes, destaca por su humor, personalidad y las aventuras en las que participa. Y aquí es donde toma sentido el título de esta columna: fue un 12 de julio de 1965 cuando nuestro querido beagle se sentó por primera vez ante su máquina de escribir para teclear la famosa frase: “It was a dark and stormy night” (Era una noche oscura y tormentosa). A partir de este acercamiento literario, que se repetía una y otra vez en las viñetas donde Snoopy escribía su novela, les contaré sobre la creación de un premio literario y dónde se escribió por vez primera.

Edward George Earle Bulwer-Lytton, un dandy londinense con una carrera literaria prolífica que abarcaba cuanto género se le ocurría, firmó en 1830 la novela “Paul Clifford”, cuyo primer capítulo abría con la línea “It was a dark and stormy night”. A la postre, esta frase se consideró un cliché y, aunque no lo crean, una novela en sí misma. Por cierto: Bulwer-Lytton escribió “La casa y el cerebro”, un relato victoriano de fantasmas que fue publicado por Impedimenta en una edición preciosa, cuya portada refleja la atmósfera adecuada que toda historia de fantasmas que se respete necesita.

Viajemos en el tiempo hasta la década de los ochenta y nos encontraremos con el profesor Scott Rice, quien tras descubrir esta frase decidió que no solo era mala sino que, además, era el pretexto perfecto para crear el Bulwer-Lytton Fiction Contest, un concurso que se dedicaría a premiar y reconocer los peores inicios de la literatura. Aunque la primera edición contó solo con tres participantes, su éxito ha crecido con el tiempo y, a pesar de que su creador se ha retirado ya, es su hija quien continua con el legado de este divertido y controvertido premio. Les dejo la página por si quieren saber más: https://www.bulwer-lytton.com/

Esta frase trillada dio pie no solo a que Schulz la empleara en distintas tiras cómicas, sino que decidió reunirlas y editar un libro con el texto que Snoopy escribió, como si, al final, un editor lo aceptara y hubiera logrado publicarlo. Pura y básica metaficción, y una chulada. El libraco se lanzó en 1971 a través de la compañía Holt, Rinehart, and Winston. La portada, firmada por el propio Snoopy, fue creada por Mark Knowland y contiene la propuesta que le hace la propia Lucy: “¿Qué tal un grupo de piratas y legionarios extranjeros luchando contra unos vaqueros con algunos leones, tigres y elefantes saltando por el aire hacia esta chica que está atada a un submarino?”

Aunque la edición original está agotada y no existe una reimpresión, descubrí que Pitzilein Books, una editorial fundada en 2016 por la escritora y editora Idalia Sautto, lanzó una edición bilingüe con el texto original de Snoopy, agregando divertidas notas al pie del traductor, ofreciendo así un libro lúdico y hermoso.

No me resta más que decir: ¡Feliz cumpleaños, Charles Shulz!

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