12 de noviembre de 1955. Un sábado común y corriente, como cualquier otro fin de semana, excepto en la secundaria Hill Valley donde se lleva a cabo el baile “Encanto bajo el mar”. Marvin Berry and the Starlighters tocan, a media luz, la balada romántica Earth Angel. La banda termina su interpretación y el guitarrista, un chico que acaba de unirse a la banda, está a punto de dejar su instrumento cuando el líder de la agrupación le pide quedarse y tocar una más; así que las luces se encienden, los asistentes aplauden emocionados y el chico, acercándose al micrófono, dice: This is an oldie…

Acto seguido, Marty McFly se coloca la Gibson ES 345 al hombro y, ante el silencio expectante del público, explota un sonido de entre las cuerdas, un riff potente que, tres años más tarde (gracias a una llamada de Marvin a su primo Chuck) será un clásico del rock and roll: Johnny B. Goode.

Esta escena icónica del cine y la cultura pop le rindió homenaje a uno de los más grandes himnos de la música y, también a quien ha sido llamado el “padre fundador del rock and roll”: Charles Edward Anderson Berry, el legendario Chuck Berry.

El origen verdadero de Johnny B. Goode parte de una anécdota y, a la vez, de la historia del buen Chuck.

Vamos por partes: un 31 de diciembre de 1952, durante una presentación en el Cosmopolitan Club, Johnnie Johnson (pianista autodidacta que participó en la Segunda Guerra Mundial) buscaba un reemplazo para su saxofonista, Alvin Bennett. Tras varias preguntas y visitas a bares y garitos, el ganador fue Chuck Berry, un tipo que tocaba la guitarra y cantaba, haciendo covers de Muddy Waters y Nat King Cole. La química fue muy buena y, con el tiempo y algo de avaricia, la banda dejó de llamarse Sir John’s Trio para convertirse en el Chuck Berry Combo.

Pues bien, resulta que a Johnny le gustaba demasiado el alcohol y en ocasiones, durante los conciertos, Chuck se dirigía a él y, en tono bonachón, le decía: Johnny be good.

En la parte autobiográfica resulta que Berry, originario de Saint Louis, Missouri, vivió de pequeño en el 2520 de la calle Goode, una referencia obvia al título de la canción.

La historia no es más que el clásico sueño americano: un chico venido a menos, pobre y analfabeta, que, gracias a su talento para tocar la guitarra consigue la fama y el éxito. Básicamente, la historia de su vida. (Aunque un poco maquillada: Berry nació en un barrio de clase media, con una rica tradición musical, sabía leer y escribir y, por si fuera poco, tenía estudios en peluquería y cosmetología).

Johnny B. Goode, escrita mientras Berry se encontraba haciendo un tour por Nueva Orleans, se grabó en los estudios de Chess Records, la mítica compañía de Chicago, en 1958, bajo la producción de Leonard y Phil Chess, los hermanos fundadores del sello. Al ser lanzada durante el segundo mandato del presidente Eisenhower, época marcada por los conflictos raciales, y por cuestiones de marketing, se decidió modificar la letra original de “little coloured boy” por “little country boy”.

En 1977 la NASA lanzó al espacio las sondas Voyager con un mensaje para cualquier forma de vida que lo encuentre. Entre el contenido, que viaja a 2000 millones de millas de la Tierra, hay saludos en 55 idiomas, sonidos de la Tierra y música clásica. La cereza del pastel: Johnny B. Goode.

Chuck Berry falleció el 18 de marzo de 2017, a los 90 años, dejando más de 20 discos, su clásico duck step y éxitos como Rock and Roll Music y Maybellene. No me queda más que decir: ¡Go Johnny, go!

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