Haciendo la clásica limpieza de fin de año en mi biblioteca me topé con los tomos de Scott Pilgrim y, debo decirlo, volví a pasarla muy bien haciendo una relectura de esta serie de novelas gráficas creadas por el canadiense Bryan Lee O'Malley y editados por Oni Press a partir del 2004.
Por si aún no lo conocen, les va un poco de historia: la idea surge de las vivencias del propio O'Malley quien, a mediados de los años 90, sintonizaba la estación de radio de la Universidad del Oeste de Ontario. Una de tantas mañanas sonó un grupo de chicas llamado Plumtree (con el que terminó obsesionándose) y que tenían una canción llamada Scott Pilgrim. Por ellas fue que decidió hacer, años más tarde, una historia en honor de este chico o quienquiera que fuera.
Una pequeña sinopsis para abrirles el apetito: Scott Pilgrim, de 23 años, vive en Toronto, ama los videojuegos, tiene una banda y sale con una chica de 17 años, que estudia la prepa, llamada Knives Chau. Un día conoce a Ramona Flowers, que trabaja de mensajera, se aparece en sus sueños, es de Estados Unidos y le encanta. Comienza a salir con ambas y, finalmente, decide quedarse con Ramona, pero se entera que, para estar con ella, debe derrotar a siete de sus exnovios que (sí, lo adivinaron) ¡son malvados!
La idea de incluir a los exes malvados surgió tras pensar en las ex parejas de su novia, y decidió entonces crear una historia tipo “shonen” (como Dragon Ball, por ejemplo) con toques de comedia romántica, cultura pop e indie rock.
Pues bien, tras el éxito que supuso la historia, decidieron hacer una adaptación al cine titulada: Scott Pilgrim vs The World, dirigida por Edgar Wright y protagonizada por Michael Cera, en el papel de Scott, y Mary Elizabeth Winstead, como Ramona Flowers. Aunque el estreno pasó casi desapercibido, con el tiempo la cinta se volvió popular.
El director Edgar Wright, en aquel entonces era conocido por las cintas Shaun of the Dead y Land of the Dead, enfocadas hacia los ya clásicos (y muy desgastados) zombies. No obstante, logró una película muy bien adaptada, divertida, vertiginosa e inventiva, empleando elementos del cómic que le vinieron muy bien al live-action.
Otro aspecto que debemos destacar es la música: el productor inglés Nigel Timothy Godrich, bastante reconocido por trabajar con Radiohead y ser parte de Atoms for Peace, se encargó del score mientras que el soundtrack incluyó música de Beck, Broken Social Scene, Metric, Black Lips, T. Rex, The Rolling Stones, Frank Black y Plumtree. En la cinta, al igual que en la novela gráfica, se incluyen bandas ficticias como The Clash at Demonhead, Crash and the Boys y Sex Bob-Omb. Como dato curioso los actores que forman la banda de Sex Bob-Omb aprendieron a tocar sus instrumentos para la cinta, exceptuando a Michael Cera que ya sabía tocar el bajo.
En el mismo universo de Scott Pilgrim también existe un videojuego producido por Ubisoft, con gráficos en 8 bit cuyas animaciones fueron creadas por el australiano Paul Robertson, conocido a nivel mundial por sus trabajos y animaciones con pixeles, además de contar con la música de Anamanaguchi, los neoyorquinos que manejan el chiptune. Hay que agregar una adaptación animada que lanzó Netflix sin mucha pena ni gloria y que ya fue cancelada.
En México la editorial Kamite se encargó de publicar los siete tomos y aún se editan, por lo que pueden conseguirlos tanto en pasta blanda como en dura, además de una reedición de estos con los exes malvados en la portada.
No dejen de darle una leída a Seconds, trabajo posterior de O’Malley que es una verdadera chulada. Mientras tanto los invito a enfrentarse, junto con Scott, a los exes malvados y pasar una lectura más que divertida.
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