Frecuentemente se piensa que el embarazo y la fecundidad en adolescentes ocurren más entre parejas que atraviesan esa etapa de su vida. Es decir, que cuando ellas tienen entre 15 y 19 años tienden a relacionarse emocional y sexualmente con chicos de su edad o, bien, con quienes tienen uno o dos años más. Es una distancia etaria socializada culturalmente, en la que se espera que el varón tenga la misma edad que la chica o, hasta dos años más que ella.

El psicólogo y sociólogo rumano Serge Moscovici y la psicóloga social francesa Denise Jodelete (1989) señalaban que las creencias o imágenes sociales provienen de un tipo de representación social, anclada y objetivada, por lo que proyectan los medios de comunicación a través de la prensa, el cine, la radio, la televisión y, más recientemente, a través de los contenidos difundidos por plataformas de transmisión en línea (streaming). Esa representación social tiende a diluirse cuando se aprecian otros indicadores.

Cifras aportadas por el Proyecto Libélula señalan que en el periodo de 2015 a 2023 se acumularon 369,606 casos de madres adolescentes de 15 a 19 años, radicadas en el Estado de México. Este grupo representó el 98% de las madres que tenían entre 10 y 19 años.

Entre un 23 y un 36 por ciento de ellas procrearon con alguien de su misma edad o, hasta dos años más. Hubo quienes concibieron a su hija o hijo con una persona que les llevaba entre tres y cinco años, alcanzando porcentajes de entre el 22 y el 30 por ciento. Otro grupo de chicas indicó que su pareja tenía seis o más años que ellas, con porcentajes fluctuando entre el 19 y el 23 por ciento. El rango de edad de estos varones fue desde los 12 hasta los 75 años.

En resumen, quienes eran mayores que ellas, con una diferencia de tres, seis años o más, constituyeron la mayoría de los casos, acumulando entre el 42 y el 53 por ciento de los registros. En algunos casos, la brecha etaria superó los 50 años de diferencia con la madre adolescente. A menor edad de la adolescente, mayor fue la brecha etaria con la pareja. ¿Dónde han estado las autoridades y la política pública en materia de prevención del embarazo en adolescentes? Esperemos que pronto se acrediten acciones claras y contundentes.

También se observó que entre el 14 y el 24 por ciento de las adolescentes, el hombre con el que procrearon optó por mantenerse oculto, es decir, no aportó información sobre él. A menor edad de la madre, mayor fue el ocultamiento del cogestante. Ellos, mediante la omisión e inacción, han sido protegidos por las instituciones de salud pública y privada, por las Oficialías de los Registros Civiles, por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, así como por la sacrosanta familia mexiquense y mexicana. Queda mucho por hacer.

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