Mañana jueves se vivirá una jornada intensa en el edificio de rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx). En el Acuerdo que establece las bases para el proceso de elección de rector o rectora, está marcado el 6 de marzo para que la Comisión Especial Electoral, nombrada por el H. Consejo Universitario, reciba las solicitudes de cada aspirante al cargo.
Es cierto que no será la primera vez que se registre una académica para la rectoría. También está claro que no es la primera ocasión que, al interior de la comunidad universitaria, corren los rumores de que dos o tres mujeres quieren presidir el Consejo Universitario. Lo que está claro es que, en esta ocasión, es alta la posibilidad de que por primera vez sea electa una mujer. Desde 1828, la principal casa de estudios ha sido dirigida por hombres. Nada menos que el fraile José de Jesús Villapadierna, en aquel año, dirigió el Instituto Literario del Estado de México.
Si se quiere tomar como punto de partida 1956, cuando el Instituto Científico y Literario Autónomo se transformó en la actual Universidad Autónoma del Estado de México, entonces habrá que decir que, a lo largo de 69 años, ha imperado el patriarcado, al aplicar la premisa de que, para ocupar la rectoría, la persona tenía que ser de sexo masculino. El ejercicio del poder en la UAEMéx ha pasado de un hombre a otro. Incluso, los hermanos Agustín y Eduardo Gasca Pliego mostraron que el parentesco familiar cuenta y pesa si se quiere llegar a ese puesto. Parece que, tras 19 rectorados en la UAEMéx (entre electos e interinos), el turno 20 será ocupado por una mujer.
Desde otro ángulo, dado que el contexto sociocultural y político indican que llegó la hora de que sea una mujer la que ocupe el cargo de rectora, parece que la diosa Eris ha arrojado la famosa manzana de la discordia. Dicen que serán cinco o seis las académicas que acudirán a registrarse. ¿Qué le ofrecerán a París (convertido en comunidad universitaria), Atenea, Hera o Afrodita y las demás diosas, para quedarse con la manzana dorada?
Si el pronóstico se cumple, en el sentido de que habrá más de cuatro aspirantes mujeres y, se agregan uno o dos hombres, se va a poner intenso y complejo el proceso. Al interior del H. Consejo Universitario, los votos se podrían fragmentar y quien llegue, arribaría debilitada a la rectoría. Antes de que concluyan las jornadas de promoción y las comparecencias, “alguien” o alguna de ellas tiene que convocar al diálogo, a la concordia e incentivar una auténtica sororidad entre dos o tres de ellas, a fin de que se unan a la más sólida y con mayor capacidad de diálogo con el gobierno estatal, federal y también con la Cámara de Diputados local. Somos una institución pública que, para su desarrollo, requiere de recursos federales y estatales. Así ha sido durante casi siete décadas. Eso no va a cambiar por el hecho de que llegue una mujer.
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