El país, visto como un navío, ha comenzado a ser conducido por un par de manos que se han sujetado al timón del poder Ejecutivo. La formación y la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum no solamente se irán trasluciendo en cada mañanera; ese ritual que heredó de su antecesor. Ni cómo desmarcarse de tales alboradas, y en ayunas.

En un documento que ella ha titulado: 100 pasos para la transformación, ha trazado las principales líneas de acción para el periodo 2024-2030. Después de subrayar que mantendrá una clara división entre el poder económico y el político, en el paso 02, ha repetido el lema de que: “por el bien de todos, primero los pobres” (pág. 9). Casi a renglón seguido, ha reiterado que seguirá caminando el país para escuchar cómo marchan los 32 territorios que forman la República Mexicana.

Donde comienza a revelarse el rostro de la presidenta de México es cuando advierte, en el paso 05, lo siguiente: “Respetaremos y garantizaremos el respeto a la libertad religiosa, política, social, cultural y sexual de nuestra sociedad…” (pág. 9). Si tal alocución está en representación de aquello que quiere decir, entonces —por ejemplo— la veremos con una abierta posición a favor de la diversidad sexual; del matrimonio igualitario; o bien, incentivando el derecho a la adopción por parejas del mismo sexo, así como por lo que toca al derecho al aborto seguro y gratuito, en todo el país.

Respecto al último tema aquí referido, en el paso 50 anota: “Garantizaremos el acceso a la salud de las mujeres en todo su ciclo de vida especialmente en lo que se refiere a su salud sexual y reproductiva” (pág. 30). Al tratarse de lo sexual y de lo reproductivo, incluye tanto el derecho a experimentar una gestación saludable, protegida, y guiada apropiadamente hasta el parto, velando por el nacimiento y el puerperio. Por supuesto, incluye el derecho a decidir no procrear; teniendo acceso a servicios y métodos de planificación para regular el número de descendientes o, en su caso, para poder interrumpir legalmente el embarazo, dentro de las 12 semanas de gestación. Para ello, tendrá que “convencer” a 18 entidades del país, en tanto continúan penalizando el derecho al aborto voluntario y seguro.

Siguiendo el hilo temático, la presidenta Sheinbaum, en el paso 40, ofrece lo siguiente: “Impulsaremos, para las madres embarazadas y los primeros 1000 días de vida [supongo que de quien ha nacido ¿o desde la concepción?], un programa especial, [que] ayudará a prevenir enfermedades crónico-degenerativas y atender de manera temprana otros problemas” (pág. 25). Para hacer realidad tal asunto tendrá que lograr que el IMSS, el ISSSTE y el IMSS Bienestar, sean eficientes, eficaces y efectivos. La inversión pública que ello requerirá será de dimensiones pantagruélicas. Hago votos porque así sea.

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