El oleaje en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) ha comenzado a agitarse desde finales de la semana pasada. Con la publicación de las bases para la elección de quien habrá de dirigir los próximos cuatro años la máxima casa de estudios, se avecina un proceso, en parte, nutrido de extrañeza y de no pocas dosis de incertidumbre.

Podemos decir que los procesos de elección para ocupar la principal silla en la máxima casa de estudios, hasta hace poco, estuvieron enmarcados dentro del predominio político de un histórico priismo que evidencia un acentuado declive. Con el arribo de la primera mujer gobernadora, la Mtra. Delfina Gómez Álvarez, procedente del movimiento de Morena --antes propulsada por Movimiento Ciudadano y por el Partido del Trabajo, sin militar en ninguno de ellos-- la constelación de fuerzas ha cambiado.

Quienes hemos sido formados en la UAEMéx y, seguimos aportando conocimientos, experiencias y opiniones, observamos con interés los cauces que podría tomar este proceso político-académico en nuestra alma mater.

Se comenta que el Dr. Carlos Eduardo Barrera Díaz, actual rector, ha decidido mirar con serenidad y beneplácito a quienes, cumpliendo con los requisitos marcados por la Ley, el Estatuto y el Reglamento de Personal Académico, decidan inscribirse como aspirantes a la rectoría, el próximo jueves 6 de marzo.

Michel Foucault decía que el poder nada tiene que ver con una sustancia, sino con su ejercicio. Que el quid de ello tiene que ver con difundir la idea de que permea la libertad en la sociedad, en las instituciones y en sus leyes; que tampoco debe reprimirse el deseo, sino más bien que debe regularse, sorteando los escollos.

Aunque el actual gobierno estatal pudiera expresar mediáticamente que “respeta la autonomía universitaria”, que se trata de un proceso interno del que se mantendrá expectante o ajeno, es difícil pensar que decida no ejercer su poder, a la manera foucaultiana. En primer término, porque tendrá la oportunidad de lanzar un mensaje claro acerca de qué tipo de universidad quiere para la entidad, en tanto está encauzando sus esfuerzos hacia el segundo piso de la 4T.

El pasado 4 de febrero, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo, frente a varios rectores que se dieron cita para aprobar la eliminación del examen de admisión al nivel medio superior (Comipems), que “ya hacía falta una rectora”. Ese fue un mensaje categórico para quienes la escucharon. Por cierto, estuvieron presentes tanto la gobernadora Delfina Gómez, como el rector Carlos Barrera Díaz. ¿Aplaudirían que, una vez más, llegara una persona de sexo masculino, a dirigir la UAEMéx?

En los próximos días, la altura, velocidad y la dirección del oleaje universitario, tomará su propio cauce. Para quienes bien entienden, es tiempo de las mujeres. Me parece que tendremos a la primera rectora, tras un prehistórico dominio machista.

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