Jorge Mario Bergoglio, formado por los jesuitas, 12 años atrás llegó a la Casa Santa Marta, procedente de Buenos Aires, Argentina. Junto con otros cardenales había sido llamado al cónclave para elegir al nuevo Papa. Como quizá se recuerde, Joseph Ratzinger, quien sería conocido como Benedicto XVI, sorpresivamente había anunciado su dimisión el 11 de febrero de 2013, para hacerla efectiva 17 días más tarde.

El sumo pontífice, de origen alemán, no había querido mantenerse en las batallas mediáticas, tratando de sortear los escándalos que estaban aquejando a la Iglesia católica, relacionados con abusos sexuales a menores y, por extensión, la documentada investigación sobre el nefando proceder del padre Marcial Maciel, un acreditado pederasta y líder de los Legionarios de Cristo. Esos escándalos, y otros más, tenían larga data, pero el carismático Juan Pablo II, por estricta conveniencia económica e ideológica, había perdonado “los pecadillos” de Maciel, con tal de mejorar las finanzas del Estado Vaticano.

Años más tarde, la fumata blanca hizo que Bergoglio transmutara a Papa Francisco, tras cinco rondas de votaciones. Hay quienes aseguran que obtuvo 85 votos; otros que fueron 90, de un total de 115. Así que la máxima autoridad papal entró con fuerza, aquel 13 de marzo de 2013.

Hay quienes consideran que el primer vicario de Cristo, en el soma de Bergoglio, fue revolucionario. Otros dicen que fue conservador. Creo que fuera de toda hipersensibilidad que usualmente se decanta tras la muerte de un gran personaje, el Papa Francisco fue gradualista, acomodaticio y frecuentemente mecha corta.

Veamos, tras el papado de Bergoglio: ¿se aceptó el uso de la pastilla anticonceptiva? No. ¿La Iglesia católica casó a parejas del mismo sexo? No. ¿Las monjas o las mujeres pueden ordenarse como sacerdotisas o aspirar a dirigir al Estado Vaticano? Tampoco. ¿La institución católica acepta el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y, en su caso, a abortar antes de la doceava semana de gestación? Desde luego que no. ¿El Estado Vaticano aportó dinero contante y sonante para aliviar la pobreza en el mundo? Se muy sabe poco.

¿Qué hizo el Papa Francisco? Centralmente, usar el poder de sus palabras para atenuar el odio o el rechazo hacia homosexuales (mujeres y hombres). Pedir perdón por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes pederastas. No fue poco. Señalar, con su flamígero dedo, que el capitalismo provoca más pobreza en el mundo. Arengar sobre la tolerancia y la inclusión, en tanto todos somos hijos de Dios. Asignar a dos o tres mujeres a cargos de alta jerarquía, pero nada más. Hacer un llamado posthumanista, al decir que medio ambiente y especie humana, son una misma cosa o cuestión. Como se podrá concluir, su papado fue gradualista. Ni progresista ni conservador. Algunos hechos, muchas palabras y altas dosis de carisma.

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