Desde el año 2015 se puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). Por lo que corresponde al Estado de México, las cosas no marchan bien. Es inadmisible que existan casos en los que cientos de niñas sean convertidas en madres antes de cumplir los 15 años de edad, dicho fenómeno sigue siendo parte de una cruda y lastimosa realidad.
¿Por qué no se ha logrado avanzar como se esperaba? A pesar de nuevas leyes y ordenamientos de diversa índole, junto con la creación de instituciones públicas que velan o que penalizan el abuso sexual, el estupro, la violación sexual, la violación sexual equiparada y el abuso sexual incestuoso, se registran dolorosos casos de niñas-madres con apenas nueve años de edad.
La promulgación de leyes primarias y secundarias sirven a los países o a las culturas, sí. Pero nunca debe pasarse por alto que este tipo de instrumentos valen para marcar, si bien les va, un tipo de inflexión o de parteaguas sociocultural cuyo propósito es instaurar gradualmente, siempre paulatinamente, cómo deberían ser las nuevas reglas de convivencia entre las personas.
Pongo aquí un par de ideas. ¿Está penalizada la violencia contra niñas, niños y mujeres? Sí. ¿Por ello, ya no existen este tipo de casos? Lamentablemente no. Veamos un poco más atrás. La población adolescente y juvenil tiene 14 derechos sexuales y reproductivos. ¿Existen las condiciones para que los ejerzan sin cortapisas o limitaciones? Tampoco. Sin embargo, estos progresos ayudan a que seamos una sociedad más civilizatoria, sin que por ello lo podamos presumir.
A escala nacional, así como en el territorio mexiquense, pese a las nuevas leyes, modificación de códigos penales y demás enmiendas, el abuso sexual incestuoso y la imposición de la maternidad en niñas menores de 15 años continúa siendo una horrible práctica social que sucede dentro del entorno donde viven estas indefensas niñas. Hay que decirlo con todas sus letras, en este tipo de delitos participan deliberada o involuntariamente: las familias, el sistema de salud, la comunidad, los registros civiles, el personal de la fiscalía y los gobiernos, tanto municipales como estatales y nacionales.
¿Exagero? Veamos: México reportó en 2023 un total de 8,429 casos de niñas-madres que apenas tenían entre 9 y 14 años de edad. La entidad mexiquense continúa reportando niñas-madres que tienen entre 11 y 14 años de edad. Siete de cada diez viven en unión libre. Los cogestantes que les impusieron las relaciones sexuales, la maternidad y la crianza, habían cumplido entre 12 y 75 años de edad. El terrible problema es que las familias ocultan este tipo de delitos sexuales y de violencia. Falta mucho por avanzar. No será fácil erradicar estos casos si no trabajamos todas y todos.
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