A partir de que en 2015 se puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea), se fue entendiendo la importancia que tiene el trabajo en todos los municipios del país. El Estado de México, la entidad más poblada y con 125 demarcaciones geopolíticas, tiene ante sí un reto de grandes dimensiones con respecto a la prevención del embarazo, así como en atención integral a madres adolescentes. La mayoría de ellas, con estudios de secundaria o menos; dedicadas a las labores del sacrosanto hogar y, conyugalmente en unión libre.

Ha transcurrido casi una década y estamos en condiciones de saber qué ha sucedido con la problemática social de la fecundidad específica en la población adolescente que vive en suelo mexiquense. En primer término, hay que subrayar que el número de casos de madres adolescentes ha descendido. No va en aumento. Mucha gente piensa lo contrario porque cada día son más visibles en diversos espacios sociales las gestantes o progenitoras menores de 20 años, aunque no escapan a la discriminación ni a la reprobación inicial por parte de sus familias.

Con base en cifras del sistema de salud público y privado (SINAC), se sabe que, al cierre del 2015, el Estado de México acumuló 54 mil 424 casos de madres adolescentes. En 2023, la cifra descendió a 28 mil 692 casos, cuyas edades fluctuaban entre 11 y 19. La reducción fue del 47%. ¿Queda claro que hay menos casos?

Siempre se arguye que la entidad mexiquense es la de los “grandes números”; que el municipio de Ecatepec ocupará invariablemente el primer lugar, etcétera. Para analizar con más claridad el avance logrado en esta problemática, los especialistas recurren a la Tasa Específica de Fecundidad en Adolescentes (TEFA), específicamente a la del grupo de 15 a 19 años, puesto que ahí está el 98% de los casos de las madres adolescentes. A través de este indicador los países, entidades y los municipios pueden compararse entre sí, al margen de sus dimensiones demográficas.

Los indicadores que aporta el Proyecto Libélula muestran que solamente en 10 municipios del Estado de México se lograron avances significativos, al reducir sus respectivas tasas de fecundidad. En orden decreciente figuran: Atizapán, Mexicaltzingo, Ecatzingo, San Mateo Atenco, Cuautitlán, Temascalapa, Chiconcuac, Joquicingo, Huehuetoca y Atlautla. Comparando los datos del 2023 con 2015, el descenso fue desde menos 120 hasta menos 50 casos por cada mil adolescentes.

Ahora que están iniciando las gestiones municipales para el trienio 2025-2027, convendría que las y los ediles de la entidad tomen cartas en este asunto si, como se espera, les interesa dar mejores resultados en esta política pública. Desde luego, el papel del gobierno estatal seguirá siendo clave.

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