La Secretaría de movilidad del Estado de México (SEMOV) comenzó con el trazo de la ciclovía en la avenida Isidro Fabela en el municipio de Toluca, esto como consecuencia de las demandas de diversos colectivos de ciclistas, los cuales han estado organizando diferentes movilizaciones a favor del proyecto.

El proyecto desde su inicio generó un debate entre la comunidad ciclista de Toluca, y comerciantes de la zona que se oponen por temor a que se afecten los ingresos de sus negocios; una discusión en la que por un lado se encuentra el derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar el territorio que habita; y por el otro, intereses meramente económicos.

Para tratar de construir consensos entre las partes involucradas, la SEMOV organizó una serie de mesas de trabajo con el objetivo de abrir el diálogo, lo cual desencadenó la aprobación del proyecto y el inicio de las obras correspondientes al proyecto.

Esta decisión representa una batalla ganada para los diferentes movimientos ciclistas; sin embargo, la lucha continua, bajo un modelo de ciudad que privilegia el automóvil como principal medio de transporte urbano.

El caso de la ciclovía de Isidro Fabela revela uno de los grandes retos en materia planeación urbana y de movilidad en el Estado de México, ¿Cómo planear territorios urbanos con la intención de garantizar los derechos humanos de los habitantes, y al mismo tiempo exponenciar el desarrollo económico de los comerciantes locales?

La respuesta a la interrogante puede encontrarse en un diseño del espacio público que comience una transición a un modelo de ciudad donde se busque peatonizar de manera estratégica algunas vialidades de zonas específicas.

Peatonizar áreas urbanas es un proceso mediante el cual, se diseña el espacio público para restringir el acceso vehicular en ciertas calles y se prioriza al peatón y al ciclista, este enfoque no solo promueve la calidad de vida de los habitantes, sino que también ofrece numerosos beneficios para la economía local.

Diseñar el espacio público privilegiando al peatón, contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes, ya que un entorno peatonal seguro y limpio, fomenta que las personas realicen actividades al aire libre como caminar, correr y andar en bicicleta, promoviendo el bienestar físico y mental de los habitantes de una ciudad.

Las áreas peatonales también suelen estar asociadas con una mayor sensación de comunidad, ya que proporcionan espacios donde las personas pueden socializar y participar en actividades comunitarias.

Por otro lado, peatonizar vialidades puede ser una herramienta para revitalizar la economía local de zonas específicas, esto como consecuencia de construir un entorno más atractivo y accesible para los negocios.

Las áreas peatonales suelen atraer a visitantes, lo que significa aumentar las ventas de los comerciantes; restaurantes, tiendas y otros establecimientos comerciales se benefician de un flujo constante de clientes que disfrutan de un entorno seguro y agradable para caminar.

Igualmente las ciudades con zonas peatonales bien diseñadas y mantenidas pueden destacarse, atrayendo a visitantes, que a su vez, generan ingresos adicionales para la economía local.

Asi pues, la implementación de áreas peatonales requiere una planeación meticulosa, y la consideración de las necesidades de todos los habitantes, incluidos conductores, ciclistas y usuarios del transporte público, además es esencial involucrar a la comunidad en el proceso de planeación, para asegurar que los cambios se hagan en consenso y aborden de manera efectiva las necesidades reales de la población.

En definitiva, los comerciantes que se oponen a la realización del proyecto de la ciclovía están ignorando el potencial social y económico del proyecto.

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