Cada 8 de marzo, México se une a la conmemoración Internacional del Día de la Mujer, una fecha que está marcada por la lucha y fuertes movimientos de reivindicación política y laboral en todo el mundo, así mismo, deja al descubierto una deuda histórica pendiente, es sin duda un día de sentimientos encontrados.
Se blindan edificios oficiales, monumentos e Instituciones Educativas en espera de las manifestaciones que encabezan feministas radicales, hay gritos de impotencia y dolor en las miradas de las víctimas de violencia y sus familias, hoy marchan ríos de mujeres que alzan la voz por justicia, igualdad en derechos, equidad de género y soluciones que beneficien a todas, una lucha justa y lastimosamente una lucha que después de tantos años sigue siendo necesaria, las voces siguen gritando por el dolor es permanente y las soluciones lentas.
Se marcha porque diariamente hay 11 feminicidios, por todas las formas de violencia y discriminación, porque aún se tiene una importante brecha salarial, por las 40 horas semanales a las que se suman muchas horas más todos los días en labores del hogar y de cuidados no remunerados, se marcha además por situaciones personales que quizá no podríamos imaginar ni comprender.
Existen cientos de mitos que giran alrededor de la mujer que se hacen evidentes cuando buscan posicionarse en el ámbito laboral, uno de ellos es la falta de capacidad para desempeñar actividades, oficios o profesiones determinados; que la maternidad hace a las mujeres menos eficientes y menos productivas, que carecen de fuerza física, de inteligencia emocional y capacidad de ser discretas o que su ascenso es resultado de sus relaciones sociales por encima de sus talentos.
El talento no se puede describir en una sola palabra, pero se identifica socialmente como una combinación de habilidades y características personales que nos permiten destacar en cualquier actividad. Una mujer profesionista cursa y se le evalúa exactamente igual que a los varones para lograr un grado universitario y de igual manera se les somete a evaluaciones de desempeño y cumplimiento de metas y objetivos en su responsabilidad cuando se inserta en la estructura organizacional de las empresas, al final, lo que se le califica es su talento y el talento NO tiene género.
Las mujeres pueden formar parte del competido mercado laboral formal, sin comprometer su maternidad en caso de que así lo deseen, su autenticidad, feminidad y libertad son elementos que dejos de limitar su capacidad les dan la posibilidad de ver más allá de lo evidente y de poner atención en detalles que agregan valor en cualquier espacio.
Delega a las mujeres responsabilidades, tomar en cuenta sus propuestas, evitar el micromanagement, dejar espacio a la autonomía, brindar programas de mentoría y flexibilidad laboral, son acciones que permiten generar la verdadera inclusión al género femenino, considerando que, en México, sólo el 13% de los puestos en los directorios de empresas que cotizan en bolsa están ocupados por mujeres.
Hoy más que nunca hagamos visible el doble esfuerzo que implica decir "soy exitosa", que el calor del 8 de marzo se mantenga al día siguiente y sea todos los días del año por un México mejor para esta y las generaciones que vienen.
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