Después de la emergencia
Ayer se retiraron de la zona afectada por las inundaciones en Chalco los apoyos de la Marina y el Ejército, no así el agua, que sigue estancada y amenaza con crecer en cada aguacero.
Los que pudieron y como pudieron volvieron a sus actividades diarias, pero la zona sigue inhabitable, endeble y entre aguas negras. En menor nivel, pero aumenta con cada lluvia y esas no han faltado.
El gobierno federal apoyó, pero ya se fue. Hubo censo de los Siervos de la Nación, que dejaron el rumor prometedor de la entrega de una tarjeta con un apoyo único de 3 mil pesos por familia, pero nada se ha concretado.
También existe la posibilidad de la entrega de estufas y otros enseres, pero lo cierto es que nada se ha concretado, más que una triste y abrumadora realidad que los habitantes han terminado por hacer a un lado para continuar con su trabajo, ese que ya no podía esperar a que las casas estuvieran limpias y la zona habitable.
Y entonces, ante las duras circunstancias, uno se pregunta qué hay de los Fondos para atención de desastres, por qué, ¿qué es un desastre sino Chalco?
Verá usted, desde la federación, en julio del 2021 desapareció el Fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) lo que nos dejó, a todo México, con 45 por ciento menos presupuesto para enfrentar los estragos que generan sismos y huracanes.
Ese mecanismo tenía una bolsa acumulada superior a 33 mil millones de pesos. Hoy contamos con una partida presupuestal de 17 mil 984 millones.
Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, debido a que se alimentaba con 0.4 por ciento del Presupuesto de Egresos de cada año, llegó a tener más de 33 mil millones de pesos.
Hoy tenemos una partida centralizada no acumulable, que este año es de 17 mil 984 millones de pesos para todo el país y solo se transfiere a dependencias y ejecutores de protección civil conforme una declaración de desastre y lineamientos de Hacienda.
Es decir, la desaparición del Fonden nos deja, en todo México, vulnerables ante el riesgo de eventos catastróficos, así como el de Chalco.
Este nuevo esquema ha demostrado que no es tan eficiente, pues la ayuda termina por llegar tarde y mal, otra vez, como en Chalco.
Entre tanto, en el gobierno estatal dijeron hace unas semanas que el fondo estatal para atención a desastres “afortunadamente” no se había usado mucho, por lo que había recursos suficientes para atender las emergencias por lluvias.
También aseguraron que más allá del monto, el gobierno estatal no pondría límites, “si el fondo alcanza y si no, seguramente de recursos ordinarios, pero vamos a apoyar a las familias”. Bueno, este es el momento, cuando la presencia del gobierno federal se retira, el estatal debe entrar con todo.
La última trinchera
El primer informe de gobierno de Delfina Gómez está ya a la vuelta de la esquina y ya después de eso políticamente se precipita la discusión del presupuesto y el final del año.
Ya sabremos entonces quién se queda y quién se va del gabinete estatal. La gobernadora estará organizando el equipo que requiere a su alrededor y definirá quienes se quedan a su lado para continuar con su proyecto.
Muchos se irán por su propio pie, en busca de oportunidades en los municipios y otros se sumarán a las vacantes que dejen, ahí será interesante estar pendientes, puede haber sorpresas.
Al final de cuentas, el Plan de Desarrollo Estatal de este sexenio fue proyectado para empezar a aplicarse el año que viene, así que se vienen retos en serio para todo el gobierno mexiquense.