Luz María Hernández fue elegida este fin de semana como dirigenta estatal de Morena para terminar el periodo que le correspondía a Martha Guerrero, quien va a encabezar el gobierno municipal de Los Reyes La Paz en enero.

La elección fue un proceso interno que involucró a los consejos estatales y la participación activa de grupos internos del partido.

Sin embargo, de acuerdo con los estatutos de Morena, a más tardar en septiembre de 2025 deberá definirse una nueva dirigencia.

En ese momento se convocará a una elección para conformar un comité renovado, que tendrá incidencia en los procesos electorales de 2027 y 2029.

Mientras tanto, a Hernández Bermúdez le toca amainar los ímpetus de competencia que parecen haberse apoderado de todos los liderazgos de ese partido. No será fácil.

Pareciera que mientras más crece el poder de la 4T, más aspirantes lo pretenden y recrudece el jaloneo por las posiciones.

Hay quienes piensan que esa es la naturaleza de la izquierda mexicana, pues desde su origen fue desordenada y rebelde. Sin embargo, hoy Morena es el partido hegemónico y la historia tendría que ser distinta, si quieren mantenerse en la cima por muchos años más.

Este proceso interno se debió centrar en alcanzar acuerdos y garantizar que el liderazgo refleje una visión unificada para los retos del partido. Al final, desde algunos sectores, se sintió como una imposición que no tuvieron empacho en recriminar.

Se quiera o no, fue claro que desde la General de Gobierno la intención era cerrar el paso a los amigos de Mexiquenses de Corazón, la parte del GAP que todavía le es leal a Higinio Martínez.

Horacio Duarte, quien fue el último presidente estatal formal de Morena, se ha quedado con el poder del GAP y ha ganado espacio dentro de su partido, mismo que fortaleció en las elecciones locales pasadas, donde en todas las regiones logró candidatear a piezas clave y desplazar a la gente de Martínez Miranda.

Luz María Hernández es una política destacada dentro de su partido con experiencia en la representación legislativa y el liderazgo político. Fue diputada local en la LXI Legislatura, donde trabajó en temas clave como la seguridad y los derechos sociales, especialmente en zonas como Ecatepec, de donde es originaria.

Ella quería ser alcaldesa en su tierra, pero finalmente se enfocó en el papel legislativo y partidista.

Su reciente nombramiento como dirigenta marca un paso importante en su trayectoria, la consolida como una figura clave en la política del estado y en la organización de Morena en el nivel local.

En el equipo al frente de Morena quedaron integrados Jesús Adán Gordo, Ana María Olvera, Zaira Aguilera y Faustino de la Cruz.

A todos ellos les corresponde sentar las bases para que la dirigencia que habrá de elegirse el año que viene pueda encontrar unidad, estructura y, sobre todo, lealtad para la gobernadora Delfina Gómez, que tiene muchos retos por delante.

La última trinchera

La gobernadora Delfina Gómez se reunió con los alcaldes electos que empiezan funciones en unos días y ahí los convocó a trabajar por el Estado de México, sin distingos partidistas. Ojalá se haya entendido que tampoco las diferencias internas de su partido deben impedir el desarrollo de su labor.

Lo cierto es que hoy la mayoría de los gobernantes en todos los niveles son de la 4T, lo que implica una enorme responsabilidad. El discurso de los errores del pasado ya no es útil, así que es momento de dar resultados, de preferencia en conjunto. El trabajo metropolitano es lo de hoy.

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