Este sábado, la Fiscalía de Justicia del Estado de México dio a conocer que la autoridad judicial determinó prisión preventiva para Carlota "N", mejor conocida como la “Abuelita sicaria de Chalco”. Sus dos hijos, que participaron con ella en la defensa de su casa, corrieron la misma suerte.
Y ese se convierte en un enorme conflicto para la autoridad y la institucionalidad mexiquense, una vez más, gracias a la falta de respuesta expedita de las autoridades a los conflictos sociales.
Esta historia no inicia el 1 de abril, cuando la mujer de la tercera edad y sus hijos fueron armados a defender su casa de un grupo de invasores.
En realidad, comienza varios días antes, el 27 de agosto, cuando a esta familia le avisaron que su inmueble había sido tomado por un grupo de delincuentes que se metieron a vivir ahí sin permiso ni autorización alguna.
Ante la falta de intervención de las autoridades, doña Carlota tomó la justicia por sus manos y, acompañada de sus hijos, los tres armados, fue a recuperar lo suyo.
Es una situación grave, pero se pone peor cuando sabemos que esta práctica -la invasión de inmuebles- es recurrente, particularmente en la región oriente del Estado de México.
Allá, es común que las familias salgan unos días de casa y al volver encuentren a otras personas viviendo en su hogar y no encuentren forma de recuperarlo.
Durante años, hemos escuchado historias de terror como estas que se multiplican sin que alguien ponga freno. Las autoridades dicen que no hay forma de intervenir y que los delincuentes ya encontraron la forma.
Lo cierto es que la respuesta institucional y legal se ha quedado corta en extremo frente a las ilegalidades de grupos organizados de todo tipo, de forma que los ciudadanos nos percibimos vulnerables, atemorizados y expuestos.
Vivimos encerrados entre nuestras propias medidas de seguridad, rejas en puertas y ventanas, horarios claros para entrar y salir, caminos señalados para evitar, rutas que no hay que tomar o riesgos que crecen y crecen.
Doña Carlota ha encontrado eco entre nuestros miedos, enojos, desesperación y tristeza. Casi cualquiera está expuesto, en mayor o menor medida.
Por eso la reacción social con memes e ilustraciones que la muestran como heroína, y la tardanza de la Fiscalía en explicar los hechos no ayudó.
Ahora, el dilema es interesante, pues no van a juzgar a una asesina cualquiera, sino a una vengadora del pueblo que hizo lo que cientos hubieran querido cuando han pasado por un trance parecido.
Entonces, ¿irá a la cárcel?, ¿cuánto tiempo?, ¿y sus hijos?
Esperemos que al menos esto sirva para que las autoridades logren identificar el problema de las invasiones y pongan un alto. Mientras, veremos a la Fiscalía mexiquense hacer malabares para, una vez más, tapar el pozo después del niño ahogado. Se están haciendo expertos, ¿no?
La última trinchera
El gobierno mexiquense nos tiene en ascuas con lo del aumento del pasaje. Se suponía que en estos días se reunirían la gobernadora Delfina Gómez, Daniel Sibaja, Horacio Duarte y la Secretaría de Seguridad con los líderes transportistas.
Ya veremos si lograron ahorrarnos el aumento al pasaje y qué se negocia a cambio.
Lo cierto es que hay muchos “espacios de oportunidad” para mejorar el servicio, así que la negociación no debería ser tan complicada. Digamos que unas por otras, ¿no cree usted?
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