Esta semana inician las comparecencias de integrantes del gabinete por el Primer Informe de Gobierno de Delfina Gómez Álvarez. Serán solo cinco los funcionarios que se presentarán frente a los diputados para explicar las obras y acciones de la administración estatal.
Hubiera sido bueno escucharlos a todos, o al menos algunos más, como Laura González, secretaria de Desarrollo Económico; Pedro Moctezuma, del Agua o Juan Carlos González, del Bienestar. Sin embargo, se planteó la posibilidad de cancelar este ejercicio, así que ya lo que tenemos es ganancia.
Lo cierto es que la rendición de cuentas no es una tarea que gobiernos y gobernantes acepten con alegría, por el contrario. Ha costado años y enormes esfuerzos consolidarla.
La primera vez que el gabinete del gobierno del Estado de México compareció ante la Legislatura para presentar el informe anual de gobierno fue en 1999, lo que marcó un hito en la rendición de cuentas y la transparencia en la administración pública mexiquense.
Luego, para los inicios del siglo XXI, se implementaron reformas que facilitaron la participación ciudadana en la toma de decisiones. Se establecieron leyes que promovían la transparencia y el acceso a la información, además de fortalecer el papel de la sociedad en la supervisión del gobierno.
En resumen, la participación ciudadana en el Estado de México pasó de ser limitada a una forma más estructurada y activa, impulsada por reformas legales, el uso de nuevas tecnologías y el surgimiento de movimientos sociales. Este proceso continúa en evolución, buscando un mayor empoderamiento de la ciudadanía en la toma de decisiones.
Desde la sociedad, propiciamos que la legislación evolucionara para promover una mayor transparencia en la administración pública.
Hoy los organismos dedicados a garantizar el acceso a la información parecen estar rebasados, no así la necesidad de que los ciudadanos estén enterados.
Además, hay un enfoque más orientado a resultados, donde se evalúa la efectividad de los programas y políticas, lo que ha llevado a una mayor exigencia en la rendición de cuentas.
En ese contexto y considerando que, otra vez, el partido que gobierna es el mismo que tiene mayoría en el Congreso, es necesario pensar en sacar de la conversación “la politiquería”, dejar de cuestionar al gobernante solo porque es del partido rival, concentrarnos en lo que hay y lo que falta, desde la perspectiva ciudadana, sin discursos ni parafernalia. Esa sería una verdadera evolución.
La última trinchera
Como ya se esperaba, reapareció Alejandra del Moral, ex candidata a gobernadora, ex priista, ex funcionaria de múltiples administraciones tricolores de los tres niveles y ex lideresa estatal de ese partido.
Claro, ahora como flamante integrante del gobierno de Claudia Sheinbaum, la presidenta de la República. Colaborará en Relaciones Exteriores. Que se cuide Juan Ramón de la Fuente, porque ese nombramiento no ha pasado desapercibido, ni de un lado ni del otro. Es como ganarse la rifa del tigre. Veremos.