Una vez más, los transportistas mexiquenses amenazan con reventar el estado con un paro si no les aceptan el aumento que pretenden al costo del pasaje.
Sabemos que hay una diversidad interesante de servicios, costos y circunstancias, tanta como el gran Estado de México presenta, con sus múltiples realidades.
Sin embargo, podemos localizar un punto de encuentro en el que básicamente todas convergen y es el pésimo servicio.
También en eso tenemos diversidad, en el oriente, en el centro, el Valle de México y en el sur las carencias en la prestación del servicio son distintas, pero nadie se salva.
La inseguridad, en la que muchas veces los operadores son cómplices; los abusos sexuales, en muchas líneas son el pan nuestro de cada día; pero, además, hay una extensa lista de irregularidades.
Los pasajeros enfrentan riesgos constantes de asaltos y robos a bordo de las unidades. Se estima que, en un periodo de seis meses, se registraron alrededor de 3 mil robos en el transporte público del estado. Además, municipios como Naucalpan y Ecatepec presentan altos índices de percepción de inseguridad, con 91% y 88.7% respectivamente.
Choferes en estado inconveniente, con acompañantes en las mismas condiciones; autobuses que son una desgracia, las bases que parecen un antro.
Y luego en las calles, no respetan leyes ni reglamentos. Se detienen donde quieren, atropellan literal y figuradamente a todo y todos; no hay señalamiento que obedezcan ni autoridad que reconozcan.
Los usuarios califican el transporte público como caro y de baja calidad. Una encuesta reveló que el 16.4% de los interrogados considera que el servicio es deficiente, mientras que el 13.7% señala que las unidades están en mal estado.
Por si todo lo anterior fuera poco, la corrupción en el sector es una preocupación constante y no se esmeran en ocultarla.
Están los “coyotes” que solicitan pagos indebidos para realizar trámites y permisos, así como la operación de unidades y transportistas ilegales que trabajan sin el conocimiento del ayuntamiento.
Así y todo, existe una contradicción notable entre el costo del pasaje y la calidad del servicio, tanto que el Estado de México cuenta con una de las tarifas más altas a nivel nacional.
Por si no fuera suficiente, hace no mucho la Secretaría de Movilidad les creó un programa de apoyo para renovación de unidades.
Así pues y dadas estas circunstancias, ¿en serio piensan los transportistas mexiquenses que están en condiciones de exigir un aumento a la tarifa sin ofrecer nada a cambio?
La última trinchera
Empieza la aventura de la elección del Poder Judicial, tanto local como federal y nadie estamos suficientemente preparados.
Ni los órganos electorales, ni los candidatos, ni los medios de comunicación, ni los electores sabemos bien a bien cómo va la cosa ni cómo podemos participar y hasta dónde.
Lo bueno es que éste será el primer ejercicio, tendremos tiempo para aprender, perfeccionar y, sobre todo, hacer esta práctica una de democracia ciudadana verdadera.
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