Pensar que una persona o empresa están dispuestas a invertir se ha convertido en muchos casos en una señal para terceros de un lugar donde hacerse de recursos, una vaca que ordeñar en el camino, que hoy es sinuoso, para quien decide iniciar un proyecto.
La burocracia en México se ha convertido, en mayor o menor medida en un calvario para los empresarios, trámites administrativos que deberían ser mecanismos eficientes para el desarrollo de negocios, son ahora un laberinto donde el pago de “cuotas” o dádivas se vuelve la única manera de progresar; la corrupción relacionada con los trámites en México tiene un arraigo histórico creciente con los años, afectando profundamente al sector empresarial.
Reportes de Transparencia Internacional posicionan a México entre los países con los niveles más altos de corrupción en Latinoamérica, gran parte de este problema tiene que ver con la dificultad para acceder a servicios públicos sin la necesidad de recurrir a sobornos, los trámites burocráticos se han vuelto en muchas ocasiones en un cuello de botella que retrasa la inversión, obstaculiza la apertura de negocios y desalienta el emprendimiento.
Para los empresarios la problemática no ha cambiado en los últimos 20 años, pero si se ha radicalizado, un permiso, una licencia o simplemente algún trámite ante autoridades municipales, donde el contacto entre funcionarios y ciudadanos abre la puerta para la exigencia de “aportaciones” sin justificación colocando a los empresarios en una posición vulnerable; de acuerdo con un estudio de Mexicanos Contra la Corrupción, este práctica costo al país más de 43 mil millones de pesos.
Las autoridades municipales que iniciarán funciones el próximo 1 de enero tienen en sus manos una oportunidad de desarrollo, transparencia y justicia para la población que gobernarán, es momento de impulsar las condiciones necesarias para una transformación digital que minimice el contacto directo entre funcionarios y ciudadanos.
Estudios recientes han demostrado que la digitalización de los trámites es la mejor manera de reducir los niveles de corrupción al eliminar la oportunidad para las exigencias arbitrarias (OECD, 2022). Un gobierno digital no solo sería más eficiente, sino que restauraría la confianza en las instituciones públicas, algo que urge a los municipios grandes, pequeños, industrializados o no, iniciando por la capital, Toluca.
Un Gobierno digital permitiría enfocar acciones y recursos en otros temas prioritarios para el Desarrollo Económico como la seguridad y el desarrollo de infraestructura que siguen siendo preocupaciones latentes para todos.
Hubo épocas en las que las academias de policía municipales llenaban las calles de cadetes, generando una supuesta sensación de seguridad, sin embargo, la contratación de cadetes fue inviable por el recurso limitado de las nóminas, lo que deja las calles desprotegidas. Se hace necesario replantear el uso de recursos municipales, evitando duplicidades en las funciones ya que el Estado ya capacita a los cuerpos de seguridad. Generar un mejor uso del presupuesto, para enfocarse en infraestructura crítica, como mejores vialidades e iluminación, que impactaría en la percepción de seguridad.
El reto es claro, necesitamos menos burocracia, trámites más sencillos y un gobierno que no gaste por gastar y se enfoque en ser eficiente, más iluminación, condiciones seguras para nuestros negocios y, sobre todo, procesos sin intermediarios que permitan enfocarnos en lo que importa: hacer crecer nuestra comunidad. Porque la carreta la jala el caballo, y el caballo necesita apoyo.