A mediados del siglo pasado el polémico político, estadista y primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill expresaba una frase que al paso de los años no ha perdido vigencia “Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”.
Ochenta años después la visión que se guarda de quienes apuestan su patrimonio, su visión y talento por generar riqueza se ha radicalizado, un discurso repetido una y otra vez para contraponer a unos y otros, como si unos fueran verdugos y otros víctimas, como si sus objetivos fueran contrarios o como aquellos que explotan sin ofrecer nada a cambio y sin arriesgar nada en el proceso.
En los últimos seis años, la relación entre las autoridades federales y el sector empresarial ha caminado por sendas separadas, en muchas ocasiones fuimos ignorados, en otras señalados y en casi ninguna tomados en cuenta para tomar decisiones dejando de lado que nuestra opinión cuenta, que sin importar la profesión o actividad también somos ciudadanos.
A sólo unos días de que concluya la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, hay una oportunidad de girar la mirada, cambiar el camino y entender que todos somos parte del mismo barco, que a todos nos importa el destino de la misma carreta, que si el caballo no jala, no hay alimento, desarrollo, ni oportunidades para nadie, sin soberbias mal entendidas, el sector privado construye, administra y distribuye bienestar a su paso.
La llegada de la primera mujer a la presidencia de la República marcará un antes y después en la historia de nuestro país, nos habla de un México que confía en el talento y firmeza que por años las mujeres han demostrado, nos permitirá conocer la sensibilidad y templanza que nuestro país requiere y estamos expectantes de los cambios que podrán conseguirse con una visión de apertura y reconocimiento de cada sector.
Si bien, la Doctora Claudia Sheinbaum encuentra un México con un crecimiento económico ínfimo (menor al 1 por ciento en el sexenio), retos graves en materia de seguridad, una infraestructura deteriorada desde cualquier parte del país que observe, un sistema de salud que ha dejado a la deriva a los más desprotegidos y cifras en materia de pobreza cada vez más extremas, el escenario más difícil de enfrentar y en que se basa el avance de muchos de los temas mencionados, es la histórica oportunidad de reconciliar a los mexicanos con otros mexicanos.
Al paso de los años a los empresarios nos ha tocado ser lobos, vacas y caballos en distintos momentos, pero bien vale recordar las coincidencias entre unos y otros, es verdad que muchos son proyectos de alto valor, de miles de empleos y millones de pesos invertidos para hacer realidad un sueño, pero se trata también de aquellas personas que han encontrado en el emprendimiento o en una pequeña empresa una forma de vida para los suyos, al final no somos tan distintos, somos eslabones en una misma cadena y estamos jalando nuestra propia carreta.
Ocuparemos este espacio para plantear si, las necesidades y demandas de sector privado, señalar aquello que es prioritario de atención, reconocer avances y analizar decisiones, pero siempre con el objetivo firme de conseguir un mejor lugar para vivir, una oportunidad de crecimiento, un camino terso por el cual transitar. Aún siendo vistos como lobos, vacas o caballos nuestro ADN se enfoca siempre en construir, en hacer equipo y buscar desarrollo, nos leemos en la próxima.