¿Se imaginan pedirle al Uber que los lleve a la calle “Me canso ganso”, o a “Pensión para Adultos Mayores”, ¿o a “Acúsenlos con su mamá? Ya es posible ahora en el mágico Estado de México. Para ser más precisos, en Tultitlán.

Ese es el gran legado de la presidenta municipal, Elena García, antes de salir para reintegrarse, el 1 de diciembre, a su curul como diputada local, a la que había pedido licencia para regresar como edil, cargo al que también había pedido licencia para participar en la elección donde se hizo legisladora. Política a la mexicana.

No, no pidan obras, programas o acciones. Bastó cambiarle de nombre a dos colonias con más de 30 años de existencia, para escribir historia y crear la colonia La Cuarta Transformación, como lo reveló El Universal Estado de México.

Con ello, no solo falta a la petición del propio expresidente Andrés Manuel López Obrador, de no poner su nombre a calles, colonias u obras, sino que nos remonta a los tiempos del PRI donde había que rendirle culto al jefe político para estar en gracia.

¿Cuántas calles y avenidas López Portillo, Del Mazo, Hank González, Miguel Alemán, López Mateos, etcétera, ¿ubican? Pues Elena García puso a ese nivel al líder de la autodenominada Cuarta Transformación. Dice el dicho: “Lo que no has de ver, en tu casa has de tener”.

Desde septiembre de 2021, el expresidente había hablado de su “testamento político”, en el que incluía el apartado de no utilizar su nombre. Incluso en enero de este año dijo “no quiero que le pongan ni nombre a ninguna calle, a ningún parque, que no me hagan ningún monumento”, luego de que el municipio de Motul, Yucatán, lo declaró “héroe nacional”.

Ese no ha sido el único caso. En el Estado de México, Chimalhuacán llamó “Andrés Manuel López Obrador” a una avenida y hay que recordar el caso del mismísimo Atlacomulco, donde el alcalde Roberto Téllez Monroy coronó su administración, en 2021, con una estatua del exmandatario, que desapareció unas horas después de su develación, en plenos tiempos electorales.

Otros estados también tienen lo suyo. En Coatzacoalcos, Veracruz, existe una colonia con el nombre del líder.

Pero el caso de Tultitlán va más allá. No solo es haberle cambiado el nombre a Fimesa I y Lomas del Parque, sino que las autoridades municipales no pensaron en lo que eso implica legalmente para los más de 3 mil habitantes afectados. Desde las credenciales de elector hasta documentos personales, de servicios, entre otros.

Y, además, se trata de una zona en disputa, pues el cambio de nombre -argumenta la alcaldía- es para regularizar los terrenos, al tiempo que surgió una serie de denuncias vecinales por despojo, incluso algunas casas han sido destruidas por maquinaria enviada por el gobierno local; acciones por las que está demandado.

Buen problema le dejó a Ana María Castro, la próxima alcaldesa que entrará en funciones el 1 de enero. A menos que las fiestas lo enfríen. A ver qué pasa.

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