Queridas mujeres alquimistas:

En un mundo donde la economía sigue teniendo rostro masculino, cada mujer que emprende, trabaja o lidera en el Estado de México está haciendo alquimia: está transmutando siglos de exclusión en presencia, en poder, en transformación.

Hoy más que nunca, es necesario hablar de números. Porque detrás de cada cifra hay rostros, historias, sueños y batallas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el Estado de México, más del 45% de la fuerza laboral está compuesta por mujeres. Sin embargo, solo el 35% de los negocios formales son liderados por nosotras. La brecha es real, pero también lo es nuestra capacidad de cerrarla.

La tasa de participación económica de las mujeres mexiquenses ha crecido en la última década, impulsada en parte por el emprendimiento. 1 de cada 3 mujeres en edad productiva en el estado ha intentado iniciar o consolidar un negocio propio. Y no hablamos solo de pequeñas actividades: hoy vemos mujeres dirigiendo empresas de tecnología, innovación social, turismo, servicios financieros, construcción y agroindustria.

Pero el camino sigue lleno de desafíos. El mismo INEGI reporta que las mujeres empresarias ganan, en promedio, 20% menos que los hombres en actividades similares. Además, menos del 15% de quienes acceden a financiamiento empresarial en el Estado de México son mujeres. El acceso desigual a recursos, capacitación y redes de apoyo limita nuestro crecimiento, no por falta de talento, sino por falta de equidad estructural.

La verdadera alquimia femenina está en no conformarse. Está en ver estas cifras y decir: “Vamos a cambiarlas”. Porque cada vez que una mujer recibe financiamiento justo, capacitación empresarial o acceso a mercados, su negocio no solo crece: se convierte en un motor de desarrollo comunitario.

Está comprobado: cuando las mujeres controlan más ingresos, invierten hasta el 90% en educación, salud y bienestar de sus familias. La economía del cuidado, que mueve el mundo de manera invisible, también necesita ser reconocida y valorada como parte esencial de nuestro aporte económico.

Hoy, cada mujer que emprende en el Estado de México no solo está buscando su independencia; está construyendo riqueza colectiva. Una economía con rostro de mujer es una economía más resiliente, más solidaria, más sostenible.

Pero para lograr una verdadera alquimia necesitamos más:

  • Políticas públicas que impulsen el emprendimiento femenino.
  • Programas de crédito accesibles y formación especializada.
  • Redes de mentoría y alianzas entre mujeres.
  • Visibilizar nuestras historias de éxito para inspirar a más.

Queridas alquimistas, este no es un camino que tengamos que recorrer solas. Es tiempo de unirnos, de exigir igualdad de condiciones, de ocupar espacios económicos que durante demasiado tiempo nos negaron.

Cada cifra que hoy nos duele puede convertirse en una cifra que nos celebre. Cada brecha puede cerrarse si seguimos caminando juntas, con conciencia, con estrategia y con fuego interior.

Porque no se trata solo de cambiar números. Se trata de cambiar vidas.

Hoy somos más. Hoy somos fuerza. Hoy somos futuro.

IG: @tribu_hmadi

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