Vivimos conectadas. Cada parte de nuestra vida pasa, en mayor o menor medida, por lo digital. Nuestras fotos, nuestras palabras, nuestras ideas y hasta nuestras emociones transitan por redes, chats, grupos y plataformas. Pero en este espacio que debería ser de libertad, también habita una forma cruel y cada vez más común de agresión: la violencia digital. Y sí, esa violencia también puede venir de otra mujer.
Lo he visto, lo he vivido, lo he acompañado en muchas de ustedes. Mujeres atacadas por otras mujeres en redes sociales. Exhibidas, humilladas, hostigadas, comparadas. Mujeres a las que se les roba contenido, se les ridiculiza con memes, se les expone con mensajes privados sacados de contexto. Mujeres que reciben mensajes hirientes disfrazados de indirectas, amenazas sutiles o publicaciones hechas para dañarlas públicamente.
Y muchas veces, es otra mujer quien está detrás. A veces motivada por celos, por enojo, por competencia, por esa vieja herida de creer que para brillar hay que apagar a otra.
Pero no. No estamos aquí para repetir la violencia que tanto nos ha dolido en otros. No estamos aquí para ser enemigas. Y sobre todo: no estamos solas, ni desprotegidas.
En México, hoy tenemos una herramienta poderosa para enfrentar la violencia digital: la Ley Olimpia. Esta reforma reconoce y sanciona los delitos cometidos a través de medios digitales, especialmente la difusión de contenido íntimo sin consentimiento, el ciberacoso, la suplantación de identidad y el hostigamiento.
La Ley Olimpia nació de la valentía de una joven mexicana, Olimpia Coral Melo, quien al ser víctima de violencia digital decidió alzar la voz y transformar su dolor en una causa. Gracias a ella, hoy tenemos el respaldo legal para decir: esto también es violencia, y no lo vamos a permitir.
Querida mujer alquimista, si has sido violentada digitalmente, si otra mujer ha utilizado las redes para atacarte, burlarse de ti, difundir contenido tuyo o acosarte, no estás exagerando. No estás sola. Y sí hay caminos para defenderte.
Y si alguna vez fuiste tú quien actuó desde el enojo, desde la herida o desde la inconsciencia, esta es la oportunidad de romper con ese patrón. De mirar hacia dentro y preguntarte: ¿qué estoy proyectando cuando elijo dañar a otra?
Las redes pueden ser territorio de guerra… o de encuentro. Podemos usarlas para herir, o para sanar. Para atacar, o para construir. Tú eliges qué fuego enciendes.
Hoy más que nunca, seamos mujeres que se eligen, que se respetan, que se acompañan. Porque la verdadera revolución femenina no se grita, se vive. Y empieza cuando decidimos no ser parte de la violencia, ni víctimas ni cómplices.
¿Fuiste víctima de violencia digital?
Aquí una guía breve para actuar según la Ley Olimpia:
1. Guarda las pruebas:
Toma capturas de pantalla, guarda enlaces, fechas, perfiles, correos, mensajes o cualquier evidencia. No elimines nada.
2. No respondas ni enfrentes públicamente:
Protégete emocional y legalmente. Evita exponerte más. Actúa con estrategia, no con impulso.
3. Acude al Ministerio Público o Fiscalía local:
Solicita levantar una denuncia por violencia digital o violación a la intimidad sexual, conforme a la Ley Olimpia.
Esta ley ya está vigente en todos los estados de México.
4. Pide asesoría legal o acompañamiento:
Puedes acercarte a colectivas, organizaciones feministas o instituciones públicas que brinden apoyo legal y psicológico gratuito.
5. Recuerda: no estás sola.
La violencia digital también es violencia. Tienes derecho a defender tu integridad, tu imagen y tu dignidad.
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