En México, las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPYMES y PYMES) no solo representan el 98% del total de empresas, sino que además generan más del 68% del empleo formal del país. Son, sin duda, el corazón económico de nuestra nación. Sin embargo, este sector vital enfrenta un desafío crítico: la sobre regulación.

La CONCANACO SERVYTUR presentó el estudio “Regulación y su Impacto en las MiPYMES 2025”, basado en las respuestas de 773 empresas de todo el país. Los hallazgos son tan contundentes como preocupantes: 50% de los empresarios no conoce las regulaciones aplicables a su negocio; 76% considera que la regulación afecta negativamente su rentabilidad; 60% percibe las regulaciones como demasiado restrictivas; 20% destina tiempo mensualmente para resolver temas regulatorios.

Los problemas reales de la sobre regulación según el estudio son: 26% materia fiscal, 19% comercial, 14% sanitaria, 14% administrativa, entre otros.

Este panorama revela una triple amenaza para las empresas y negocios mexicanos: desconocimiento, costos y tiempo perdido.

1. Desconocimiento normativo: La mitad de los empresarios no sabe qué regulaciones le aplican. Esto implica riesgos legales, sanciones y pérdida de oportunidades por falta de cumplimiento.

2. Reducción de rentabilidad: Tres de cada cuatro empresarios consideran que el costo de cumplimiento regulatorio limita su margen de operación y reinversión. No solo en lo económico, sino también en lo operativo.

3. Burocracia como carga constante: Una quinta parte de las empresas tiene que lidiar mensualmente con trámites, permisos, licencias o inspecciones, lo que reduce tiempo para innovar o crecer.

4. Freno a la innovación y competencia: Las regulaciones fiscales, comerciales, sanitarias y laborales afectan especialmente al comercio y servicios, restringiendo su capacidad de competir frente a grandes empresas o el mercado informal.

Para cambiar esta realidad, es urgente asumir el liderazgo desde las instituciones, cámaras empresariales y el sector público. Estas son cinco propuestas clave:

1. Simplificación normativa con enfoque MiPYME: Que las regulaciones sean comprensibles, accesibles y con lenguaje claro. Normas largas y ambiguas generan incertidumbre y errores involuntarios.

2. Digitalización total de trámites: Crear una plataforma única de trámites para MiPYMES a nivel nacional que incluya asesoría automática, seguimiento y validación digital de requisitos.

3. Programas de formación regulatoria empresarial: Capacitaciones por cámaras de comercio y gobiernos locales sobre normativas vigentes, derechos y oportunidades fiscales.

4. Evaluación de impacto regulatorio ex-ante: Antes de emitir una nueva norma, evaluar su impacto específico en las MiPYMES y PYMES. No más regulaciones sin visión empresarial.

5. Incentivos a la formalidad: Exenciones fiscales temporales, apoyo a trámites y financiamiento prioritario para empresas formalmente registradas. Formalidad debe ser sinónimo de oportunidad, no de castigo.

Como bien lo hemos dicho en CONCANACO SERVYTUR: “Si no se escucha a las MiPYMES, no se está escuchando al país”.

Hoy más que nunca, el liderazgo empresarial y gubernamental debe ir más allá del discurso. Debemos construir un entorno regulatorio eficiente, justo y competitivo que permita a las empresas y negocios mexicanos florecer.

Como escribió Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

La pregunta es: ¿qué país queremos construir, uno que ahogue a sus emprendedores o uno que los impulse?

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