La presidenta Sheinbaum arrancó el 2025 en el Estado de México con la entrega de tarjetas "Pensión Mujeres Bienestar y Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores" para beneficiarias de 63 y 64 años, y adultos mayores de 65 años, de los municipios de Zinacantepec y Tejupilco.
Según datos de la Secretaría del Bienestar del gobierno federal, en nuestro estado se tiene el registro de 3.2 millones de personas que reciben alguno de los programas para el Bienestar.
Por parte del gobierno estatal, el Programa “Mujeres con Bienestar” lanzado el año pasado está destinado a mujeres de 18 a 64 años que viven en condiciones de pobreza y carecen de acceso a la seguridad social.
Según datos del Primer Informe de Gobierno de la Maestra Delfina Gómez, se destinaron más de 7 mil millones de pesos al Programa “Mujeres con Bienestar” que, junto con otros programas sociales representaron un incremento del 15 por ciento más con respecto a 2023. Un segundo dato relevante, según la misma fuente, es que una de cada tres mujeres de 18 a 64 años en situación de pobreza y con carencia a seguridad social, es decir poco más de 600 mil mujeres mexiquenses, reciben 2,500 pesos bimestrales y servicios en materia de salud, asistencia legal, capacitación, entre otros.
Estas acciones por parte de los gobiernos federal y estatal reflejan la necesidad de atender el fenómeno de la pobreza desde una perspectiva de género.
Recordemos que la pobreza no solo depende de los ingresos económicos que reciben las personas, sino que es un fenómeno multidimensional, pues depende del acceso a los servicios de salud, seguridad social, educación, vivienda, así como al alimento, además del acceso a derechos sociales y económicos, según la definición formulada por el CONEVAL.
La pobreza afecta de manera diferenciada a hombres y mujeres, y en el caso de estas últimas, cuando se suma ser indígena y habitar en un ambiente rural, se traduce en la población con las mayores desventajas y, por lo tanto, quienes requieren atención prioritaria por parte del gobierno.
Además, debe tomarse en cuenta los efectos de la Pandemia por COVID-19 que disminuyeron la participación de las mujeres en el ámbito laboral, al tener que dedicar mayor número de horas al hogar, al cuidado de menores, adultos mayores o personas con discapacidades o enfermas. Con la pandemia, el ritmo del crecimiento en el empleo de las mujeres se estancó y la división sexual del trabajo se reforzó, según ha sido documentado en diversos estudios.
Junto con la pobreza el otro gran lastre para las mujeres en el Estado de México es la violencia de género. Según datos del INEGI de 2021, esta entidad de la República fue la que reportó mayor prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más que hayan experimentado violencia a lo largo de su vida (79%).
Los datos demuestran que las acciones de administraciones estatales pasadas fueron insuficientes para atender las brechas entre géneros, así como los diversos tipos de violencia que padecen las mujeres en el estado.
Por ello es importante recordar por qué fallaron programas como el Salario Rosa, otorgado durante el sexenio pasado bajo las siglas del PRI. Algunas críticas a este programa, otrora insigne de la administración anterior, fue la falta de certeza en que la asignación de beneficios haya llegado a las mujeres que más necesitaban el apoyo; además de la generación de puntos de corrupción entre los intermediarios responsables de seleccionar y registrar a las posibles beneficiarias.
Ante este escenario es alentador que, por primera vez, dos mujeres conduzcan la vida nacional y la del Estado de México, quienes además comparten un proyecto de Nación que, en su segunda etapa, promete mayores resultados a favor de los derechos de las mujeres.